Las elecciones de 2018 fueron marcadas por una indiferencia de los votantes y porque, por fin, el eterno candidato Andrés Manuel López Obrador pudo ganar una contienda, pero además porque el tabasqueño llevaba más de 18 años asegurando que él tenía todas las respuestas a los males mexicanos, cosa que evidentemente ha resultado falsa.
Ahora, aunque existe una “eficiente” estrategia de besos y abrazos, el gobierno de la 4T ha registrado los más altos números de homicidios dolosos desde que se comenzó el registro de estos crímenes.
No obstante, y fiel a su discurso, el mandatario continúa culpando a otras administraciones alegando que es una herencia y, tal vez de manera inconsciente, también nos está diciendo que no ha podido con el trabajo y que probablemente no lo hará durante lo que resta de su sexenio.
“Seguimos padeciendo los enfrentamientos de bandas que se disputan plazas, rutas de tráfico de droga; esto viene de tiempo atrás, eso fue una herencia que desgraciadamente recibimos, que hemos podido controlar, pero no se ha podido disminuir el número de homicidios dolosos”, comentó en conferencia.
Y es que, de acuerdo con datos oficiales del Gobierno mexicano, el mes de marzo pasado fue el más violento en la historia del país ya que fueron registradas hasta tres mil víctimas de homicidio; siendo Guanajuato el estado más afectado.
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Por su parte, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, reconoció que sus estrategias no han dado los resultados esperados y, en efecto, ha incluso incrementado la violencia.
“El mes pasado tuvimos un ligero incremento que llega a tres mil; no obstante, podemos decir que estamos prácticamente en la línea de contención”.
