El Partido Revolucionario Institucional atraviesa uno de sus peores momentos tras la humillante derrota ante Morena en las elecciones del pasado 1 de julio. De habitar Los Pinos en el último sexenio, el tricolor se denigró a la tercera fuerza política de México.
A pesar de los esfuerzos titánicos para impulsar a sus candidatos, como renovar la dirigencia nacional, al sustituir a media contienda a Enrique Ochoa Reza por René Juárez, el partido más antiguo de México recibió el voto de castigo del grueso de la población, harta de malas gestiones y escándalos de corrupción e impunidad.
Más allá de la severa crisis, los despojos del PRI aún parecen despertar codicia.
Un par escándalos fueron detonados casi de forma simultánea sobre las reputaciones de dos prominentes priistas, señalados como contendientes para dirigir al partido. Sospechoso, ¿no?
Primero, fue la falsa noticia de que Manlio Fabio Beltrones habría solicitado un amparo contra cualquier orden de aprehensión por vínculos con el prófugo exgobernador de Chihuahua, César Duarte, acusado de desviar mil 200 millones de pesos durante su gestión, entre otros delitos.
Dos horas después, una grabación que involucra al hermano de Miguel Ángel Osorio Chong, comenzó a viralizarse en las redes sociales.
Se trata de una llamada en la que supuestamente participan Eduardo Osorio Chong y la senadora electa (por la vía plurinominal) del PRI, Nuvia Mayorga. Ambos conversan acerca de un traje de cien mil pesos que la futura legisladora habría regalado al hermano del exsecretario de Gobernación.
Por lo anterior, las sospechas llaman a reflexionar sobre la posible existencia de una “mano negra” interna que quiere boicotear las eventuales nominaciones de Beltrones y Osorio en medio de la pelea por el control de lo que queda del PRI.
