Nicolás Maduro no soporta la crítica y le importa poco una de las libertades básica en democracia: la de expresión.
Y eso ha quedado en evidencia cada vez que presiona a un medio de comunicación por no decir lo que el gobierno quiere que digan, o por publicar críticas en contra de su ineficaz gobierno.
En redes sociales la situación no es diferente. Maduro y su ejército de bots -en los que se cuentan varios de sus secretarios de Estado- atacan constantemente a los tuiteros críticos ante la situación que viven miles de venezolanos.
Maduro replica el mismo modelo que Rafael Correa en Ecuador; el de un ataque sistemático en contra de la oposición.
Y, aunque muchos no puedan creerlo, el presidente de Venezuela se supera día a día. Hace unas horas, Henrique Capriles -gobernador del estado de Miranda y opositor al gobierno de Maduro- dio a conocer que el sucesor de Chávez lo había bloqueado en Twitter, ya que no soportaba las críticas.
Es cierto, Maduro es libre de seguir o no seguir a quien quiera en redes sociales. Sin embargo, el bloqueo a un opositor es una pequeña muestra de la intolerancia de su gobierno -y del modelo que dice seguir- a la crítica y a los que piensan distinto.
