No hay presente vivo con pasado muerto.
Carlos Fuentes
Rumbo al cambio de titular del Poder Ejecutivo federal, la pieza más importante de nuestro sistema político, reflexioné sobre quiénes han tenido ese cargo y su desempeño.
La primera dificultad fue precisar a quienes considerar. De los primeros 50 años, solamente incluí a Guadalupe Victoria, nuestro primer presidente, Antonio López de Santa Anna, por razones obvias e Ignacio Comonfort, quien, junto con Juan Álvarez, encabezó la Revolución de Ayutla en 1853 (desde mi punto de vista, entonces nace el Estado mexicano).
Excluí a Anastasio Bustamante, pues todavía cuando gobernó, casi seis años en tres periodos, no encontré elementos suficientes para poder juzgarlo.
No consideré a los emanados del Plan de Tacubaya ni a Maximiliano de Habsburgo por su ausencia de legalidad, tampoco a Manuel González por estar demasiado enclavado en el Porfiriato.
No me refiero a sustitutos o interinos, unos por efímeros que otros (Adolfo de la Huerta, Emilio Portes Gil y Abelardo Rodríguez), quienes en realidad no ofrecen suficiente relevancia. Habiendo sido electo, la gestión de Pascual Ortiz Rubio no fue distinguible.
Elegí 25 personajes históricos a quienes ubiqué en 20 aspectos relativos, en algunos casos, a cualidades o características, y en otros, a su desempeño en políticas públicas. Son apreciaciones personales y estoy consciente de que el ejercicio es atrevido.
Obviamente, me sentiría halagado si entre mis amables lectores pudieran enriquecer y/o corregir esta apreciación.
Las etiquetas ideológicas dicen muy poco, por eso privilegié sólo rasgos relativos a la profesión política. Pudieran agregarse algunos criterios como política social, distribución del ingreso o seguridad, pero, para ello, se requieren datos duros no disponibles desde el inicio de nuestra vida como República.
CULTOS. Juárez, Lerdo, López Portillo, Salinas, Zedillo.
INCULTOS. Santa Anna, Fox, Peña Nieto.
DE TRATO SOLIDARIO Y CORDIAL. Juárez, Porfirio Díaz, Ávila Camacho, Ruiz Cortines.
TORTUOSOS. Santa Anna, Echeverría, Salinas, Calderón.
DESHONESTOS. Obregón, Calles, Alemán, Salinas, Peña Nieto.
REPRESORES. Santa Anna, Huerta, Obregón, Díaz Ordaz, Echeverría.
CAUDILLOS. Santa Anna, Juárez, Porfirio Díaz, Carranza, Cárdenas.
HONESTOS. Guadalupe Victoria, Juárez, Porfirio Díaz, Madero, Ruiz Cortines.
DEMÓCRATAS. Guadalupe Victoria, Comonfort, Madero, Fox.
ORADORES ELOCUENTES. Juárez, Lerdo, López Mateos, López Portillo, Calderón.
TECNÓCRATAS. De la Madrid, Salinas, Zedillo.
POPULISTAS. Cárdenas, Echeverría, López Portillo.
IMPULSORES DE POLÍTICA EDUCATIVA. Juárez, Obregón, Ávila Camacho, Peña Nieto.
RESPETO A LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN. Juárez, Lerdo, Madero, Fox, Calderón.
DESTACADA POLÍTICA EXTERIOR. Carranza, Cárdenas, Salinas, Fox.
RESPETO AL DERECHO. Guadalupe Victoria, Comonfort, Juárez, Ávila Camacho,Ruiz Cortines.
COLABORADORES IDÓNEOS. Juárez, Díaz, Huerta, Ruiz Cortines, Salinas.
DESARROLLO ECONÓMICO. Porfirio Díaz, Ruiz Cortines, Díaz Ordaz, López Mateos, Salinas.
IMPULSORES DE REFORMAS POLÍTICAS. Madero, Calles, Ruiz Cortines, López Portillo, Salinas y Zedillo.
VEREDICTO FAVORABLE DE LA HISTORIA. Guadalupe Victoria, Juárez, Madero, Carranza, Cárdenas, Ruiz Cortines.
Esta clasificación refleja vicios y virtudes de nuestros presidentes y su estudio bien nos puede ayudar a diseñar requisitos, cualidades y aptitudes de próximos gobernantes. Aunque no los consideré como criterios por ser circunstanciales, dos factores son fundamentales en líderes y estadistas: capacidad para tomar decisiones y habilidad para conducirse con sencillez, optando por lo más factible y eficaz. Hay que terminar lo que Carlos Fuentes denominaba la regla de oro de la barroca política mexicana: “para qué hacer las cosas simples si las podemos hacer complicadas”.