Desde su campaña presidencial el morenista Andrés Manuel López Obrador se basó en dos mandamientos cristianos como base de sus promesas, en varios discursos utilizó como estandarte el “no mentirás” y el “no matarás”, dos conceptos básicos en su intento por pacificar al país.
Después de haber sido el vencedor de la contienda, Andrés Manuel repitió varias veces desde su conferencia mañanera que mentir no era algo que él hiciera, no obstante, en los meses más recientes dejó de repetirlo.
En su lugar, explica Enrique Karuze en su columna, ha decidido evadir los problemas que aquejan al país culpando a gobiernos anteriores, guardando silencio, insultando o descalificando a organismos reconocidos sólo porque no coinciden con sus ideales.
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A ello, se suma la última decisión “en pro” de los mexicanos: dejar libre a uno de los narcotraficantes más buscados justificándose con la salvación de vidas inocentes, como si su inicio de sexenio no fuera ya uno de los más violentos de la historia mexicana.
Incluso el “no robarás” se ha vuelto más trascendente que el propio homicidio pues con la amnistía y el poder del narco la cuarta transformación ahora pondrá a evasores fiscales en la cárcel y dejará que los criminales anden sueltos…
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