La discusión sobre las reformas al poder legislativo y los recurrentes análisis sobre la denominada crisis de los partidos políticos deja de lado la importancia que tendrán los gobernadores en el ejercicio de la política en el sexenio que inicia en octubre de este año
¿Cuál será el papel de los gobernadores frente al cambio de régimen y el sistema político mexicano?
Como resultado del proceso electoral de este junio, el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) gobernará 23 estados de la República; el Partido Acción Nacional (PAN), 4; el Revolucionario Institucional (PRI), 2; Movimiento Ciudadano (MC), 2 y el Verde Ecologista de México (PVEM), 1.
La victoria electoral de MORENA en la presidencia de la República, en el Congreso de la Unión y en los estados de la República tiene pilares fundamentales: el presidente de la República, un experimentado equipo de campaña, los programas sociales, los “siervos de la nación” y la movilización u omisión de los gobernadores estatales. Movilización de los afines a MORENA y omisión de los “opositores” (Hidalgo, México).
#NOALANOREELECCIÓN DE AUTORIDADES MUNICIPALES Y LEGISLADORES
Es claro que gran parte de las personas candidatas, del MORENA, a los gobiernos estatales, fueron apoyados desde la presidencia de la República y, junto a los que ya gobiernan, constituyen una pieza auxiliar de Andrés Manuel López Obrador. ¿Lo seguirán haciendo cuando éste deje la presidencia de la República?
El presidencialismo que se supone se fue, en el período de transición, y que ni el PAN, PRI o PRD, modificaron constitucionalmente, regresará con mayor fuerza con la presidenta de la República.
Durante ese presidencialismo utilizado por las figuras del PRI, los gobernadores fueron una pieza de control político del titular del Ejecutivo federal a cambio de márgenes de independencia y autonomía que los llevaron a convertirse en casi virreyes.
Un ejemplo de su ejercicio discrecional fue el manejo de las finanzas públicas: Estados de la República endeudados para satisfacer los caprichos del gobernador en turno; control de los grupos políticos y de las listas de personas candidatas a diputaciones locales y funcionarios locales.
En la etapa de la transición democrática, y el supuesto debilitamiento de la figura presidencial, iniciado en los ochenta, los gobernadores fueron más allá en el control electoral y político al grado de aprobar la lista de personas que aspiraban al Senado de la República, diputaciones federales u órganos autónomos locales.
En el presidencialismo alentado desde el PRI, la figura designaba a la persona candidata a la gubernatura y tenía la capacidad para gestionar la remoción de éstos. Por ejemplo, Carlos Armando Biebrich (Sonora).
Recordemos que la fracción V del Artículo 76, señala que el Senado de la República tiene como facultades:
“…
V. Declarar, cuando hayan desaparecido todos los poderes constitucionales de una entidad federativa, que es llegado el caso de nombrarle un titular del poder ejecutivo provisional, quien convocará a elecciones conforme a las leyes constitucionales de la entidad federativa. El nombramiento del titular del poder ejecutivo local se hará por el Senado a propuesta en terna del Presidente de la República con aprobación de las dos terceras partes de los miembros presentes, y en los recesos, por la Comisión Permanente, conforme a las mismas reglas. El funcionario así nombrado, no podrá ser electo titular del poder ejecutivo en las elecciones que se verifiquen en virtud de la convocatoria que él expidiere. Esta disposición regirá siempre que las constituciones de las entidades federativas no prevean el caso.
…”
Actualmente, las personas gobernadoras de los estados de la República tienen amplios márgenes para el ejercicio político. Por ejemplo, muchos de ellos controlan al partido político y la mayoría en los congresos estatales. Esto podría cambiar en los próximos años.
Alguien podría afirmar que la situación y relación entre la nueva presidente de la República y los gobernadores estatales será la misma que tuvieron Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador. No será así.
La abrumadora mayoría electoral de MORENA, la mayoría calificada que puede tener en el Congreso de la Unión y una oposición sin brújula y gobernando pocos estados, generarán un mayor control político de la presiente a los gobernadores.
Hay un elemento que refuerza más el presidencialismo que ejercerá la presidenta, Claudia Sheinbaum: la figura de la revocación del mandato.
La figura de revocación del mandato puede ser un instrumento democrático y de rendición de cuentas, para la presidenta electa puede ser la pieza que, a través de la movilización del MORENA, limite la fuerza de los gobernadores (además del control desde el Congreso en temas de finanzas o, inclusive, de la desaparición de poderes).
Por supuesto, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, sabe que desde su rancho, puede movilizar (por su liderazgo) una revocación del mandato para la titular del Ejecutivo que inicia en octubre de este año. Eso acota el poder político de la presidenta electa, pero no es seguro.
Hay más, durante el sexenio, Andrés Manuel López Obrador fortaleció la presencia del Ejército Mexicano. Recordemos que, durante la disputa Plutarco Elías Calles – Lázaro Cárdenas, el trabajo político de éste limitó el control de Calles sobre los militares. Eso permitió el exilio del viejo líder.
Si la historia nos enseña, hay mucho que aprender para visualizar lo que se construyó este 2 de junio y lo que viene para el sistema político mexicano, para las figuras de las personas gobernadoras y los equilibrios entre poderes.
No serán los gobernadores la pieza de equilibrio de poderes, menos los de oposición que estarán limitados, desde lo financiero hasta lo político. La revocación del mandato podría llevarlos a un ejercicio político nuevo si quieren aspirar a ser líderes de la oposición.