Las secuelas de Ayotzinapa

En días se cumplirá un año de la masacre de Iguala. Un hecho doloroso, reprobable, que además retrató de cuerpo entero a una clase política podrida hasta la entraña.

Sin embargo, esta tragedia social también se convirtió en pretexto para todo tipo de actos vandálicos. Éstas son algunas de las secuelas de Ayotzinapa:

De acuerdo con el periódico La Razón —luego de un año de movilizaciones violentas por la desaparición de los 43 normalistas—, los estudiantes de la Normal Isidro Burgos mantienen retenidos 22 vehículos.

Entre los vehículos secuestrados destacan cuatro autobuses de pasajeros, camiones repartidores de refrescos, golosinas y pan; así como automóviles de dependencias de gobierno.

Junto con los camiones, siempre de acuerdo con el diario, también se encuentran miles de pesos en mercancía robada.

A su vez, La Razón publicó que los normalistas instalaron un deshuesadero clandestino donde guardan los camiones robados y algunos son destartalados y vendidos por partes.

Los vecinos del municipio de Tixtla —donde se encuentra la Normal—, también denunciaron que los precios de las mercancías básicas han aumentado a causa de los robos a repartidores; que las ventas en los negocios del lugar se han ido al piso; que los servicios de salud no operan pues, en una marcha, los normalistas incendiaron la ambulancia del lugar y que incluso se sabe de amenazas en contra de empresas que intentan instalar antenas u hacer uso de terrenos en la localidad.

Por otro lado, ayer, el periódico Excélsior publicó una entrevista con José Luis Hernández Rivera, director de la normal de Ayotzinapa, quien adelantó que se jubilará antes del próximo 15 de diciembre.

Sobra decir que Hernández Rivera dejaría la normal luego de un año sin clases y prácticamente en ruinas.