Las “narcodefensas” de El Abuelo y la Policía Criminal de Nestora

Este miércoles, el candidato presidencial de la coalición Todos por México, José Antonio Meade, afirmó que no se pueden tener cuerpos armados irregulares que abusan de la comunidad. Esto, en referencia a los grupos de autodefensa.  

“Hoy, donde vemos policías comunitarios, donde hay autodefensas, es porque no hay ni ley ni Estado. No se puede construir sobre un pacto de no agresión con los criminales. No podemos poner la vida de nuestros hijos en gente armada sin preparación”, sostuvo Meade.

Casos como el Juan José Farías Álvarez, “El Abuelo”, exautodefensa vinculado al Cártel Jalisco Nueva Generación; y Nestora Salgado, expolicía comunitaria, acusada en 2013 por el delito de secuestro, le dan la razón al abanderado presidencial del PRI.

“El Abuelo”

Cabe mencionar que, “El Abuelo”, quedó en libertad ayer luego de que fuera detenido el pasado domingo en Michoacán por sus presuntos vínculos con el CJNG.

Farías fue, junto con Hipólito Mora y Ángel Gutiérrez, uno de los tres principales fundadores de los grupos de autodefensas en Michoacán que se levantaron en armas para combatir al cártel de “Los Caballeros Templarios” en el año 2013.

Sin embargo, informes de inteligencia ubicaban desde el año 2004 a Farías Álvarez como lugarteniente del “Cártel de Los Valencia” que, en el año 2005 inició una guerra contra la “Familia Michoacana”  y “Los Zetas” por el control del territorio.

A Juan José Farías las autoridades estatales y federales le achacaron la ola de homicidios que se registraron en esta disputa, entre bandas criminales, tras la escisión Armando Valencia y Carlos Rosales “El Tísico”.

En 2009 “El Abuelo” fue detenido por el Ejército Mexicano en el municipio de Buenavista, durante una acción antidrogas implementada por la Sedena, ordenada por el entonces presidente Felipe Calderón.

Farías Álvarez fue detenido en posesión de armas de fuego de uso exclusivo del Ejército y droga (hachís), por lo que fue sentenciado a poco más de tres años de prisión, lo que le permitió salir bajo fianza poco tiempo después de su captura.

Los vínculos de “El Abuelo” con el Cártel de Jalisco sugieren que el de las “autodefensas” de Michoacán no fue un movimiento popular, sino uno financiado por un grupo criminal (el CJNG) para arrebatarle la plaza a su adversario (Los Templarios). Hoy, los grupos de autodefensa son tan victimarios del pueblo como el cártel del que pretendieron deshacerse.

Nestora Salgado

El julio de 2013, ante la entonces Procuraduría General de Justicia de Guerrero (hoy Fiscalía General del Estado) se presentaron familiares de seis personas, para denunciar que sus hijos e hijas habían sido secuestrados por Nestora Salgado, entonces comandante de la Policía Comunitaria de Olinalá.

Entre los presuntos secuestrados estaban un joven detenido tres meses antes por la Policía Comunitaria de Olinalá, luego de lesionar a uno de sus integrantes, así como cinco jóvenes (cuatro de ellas mujeres, dos menores de edad) arrestadas por el mismo cuerpo de policía “por irse de parranda sin permiso de sus padres”.

A partir de estas denuncias, la entonces Procuraduría de Guerrero, inició una investigación por secuestro en contra de Nestora Salgado.

El 21 de agosto de 2013, el Ejército capturó a la comandante de la Policía Comunitaria y ese mismo día se libró una orden para catear cuatro “casas de justicia”, como la Policía Comunitaria denomina a los centros de detención que opera, en donde fueron liberadas 49 personas.

A partir del testimonio de estas personas, las autoridades ministeriales de Guerrero fincaron 50 cargos de secuestro a Nestora Salgado, nueve de privación de la libertad, dos de homicidio consumado, uno de homicidio en grado de tentativa y uno más por robo.

Sin embargo, dos años y ocho meses después de su captura, Nestora Salgado fue liberada, luego de que los jueces que llevaron todas sus causas penales concluyeran que no había “elementos para procesar”.

En este caso, en lugar de proteger a la comunidad de Olinalá, la policía de Nestora se dedicó a aterrorizarla y a lucrar económicamente con su posición, cometiendo el delito de secuestro.