A golpe de filtraciones, el gobierno de la autodenominada “Cuarta Transformación” nos quiere vender una especie de “verdad histórica” de los actos de corrupción presuntamente realizados durante los dos sexenios pasados.
Primero se difunde un video en el que aparecen dos operadores panistas, Rafael Caraveo Opengo y Guillermo Gutiérrez Badillo, manipulando fajos de billetes de alta denominación.
Y casualmente, unos días después se filtra a los medios y a las redes copia de la denuncia penal presentada el 11 de este mes por el ex director general de Pemex, Emilio Lozoya Austin, en la que hace alusión a ese video y salpica con acusaciones a todo mundo.
La verdad histórica que nos quieren vender es en síntesis, que durante los dos sexenios pasados, pero en especial durante el de Enrique Peña Nieto, funcionarios de alto nivel crearon toda una estructura delictiva para obtener beneficios personales y sobornaron a legisladores para que fuera aprobada la reforma energética.
Y dentro de toda esta estructura delictiva, Emilio Lozoya no fue más que una víctima, un instrumento utilizado por el entonces presidente Peña Nieto y por su principal operador, Luis Videgaray, quienes lo mantuvieron todo el tiempo bajo fuerte intimidación.
En su denuncia, Lozoza acusa que durante su gestión al frente de Pemex, hubo “actos de intimidación en mi contra por parte de Luis Videgaray y Enrique Peña Nieto, los cuales eran constantes y dirigidos a inhibir mi proceder lícito y conforme a derecho”.
¿Cuál proceder lícito? En la misma denuncia, Lozoya declara que entre el 20 de abril y el 18 de junio del 2012, una empresa suya establecida en Suiza recibió de parte de Odebrecht un depósito de tres millones 150 mil dólares como parte de un monto total de cuatro millones de dólares que serían usados en la campaña presidencial de ese año.
De esa cantidad, él se quedó con un millón y medio de dólares, que depositó a su nombre en una institución bancaria extranjera. ¿Peña Nieto y Videgaray lo intimidaban desde antes de que el primero fuera presidente?
A partir de la denuncia presentada por Lozoya, lo único que queda claro es que el ex director general de Pemex sí incurrió en varias conductas delictivas que él mismo confiesa y describe con detalles.
Los señalamientos que hace en contra de un sinfín de personajes, entre ellos los ex presidentes Felipe Calderón y Carlos Salinas de Gortari; el ex candidato presidencial, Ricardo Anaya; varios ex senadores del PAN e incluso el actual gobernador de Puebla y militante de Morena, Miguel Barbosa, se deben probar.
Es probable que una buena parte de lo que afirma Lozoya sea verdad, a pesar de que varios párrafos de la extensa denuncia de hechos parecen más una colección de chismes que imputaciones serias.
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Sin embargo, por muy verídicas que pudieran ser algunas de sus acusaciones, la denuncia está viciada de origen, pues la intención de la misma no es hacer justicia, sino evadirla en la persona del denunciante, a través de la aplicación a su favor de la figura del criterio de oportunidad.
Dicho de otra forma, Lozoya presentó la denuncia con la intención de acusar a otros de hechos delictivos graves para que él, al ser considerado un colaborador de la Fiscalía General de la República, quede exonerado de los delitos que cometió.
Insistimos: es muy probable que varios de los personajes señalados por Lozoya hayan incurrido en hechos en actos de corrupción. Pero si así fue, será difícil probarlo y será aún difícil judicializar los casos, por la prescripción de algunos de los delitos cometidos.
Quizá por eso, ante la dificultad de investigar y procesar a los presuntos involucrados, las autoridades se dieron a la tarea de construir una “verdad histórica” mediante la fuerza mediática que producen las filtraciones.
Los personajes acusados por Lozoya fueron señalados como corruptos. Los actores políticos ligados al actual gobierno los califican constantemente de corruptos. Y todos los señalados quedarán etiquetados como tales, aunque algunos no lo sean.
OFF THE RECORD
RESUCITA ECHEVERRÍA
El ex presidente Luis Echeverría representa el primer caso de una persona que resucita sin haber muerto.
La orden de la Secretaría de la Función Pública para que ninguna dependencia de gobierno pueda celebrar contratos de servicios con la revista Nexos representa la resurrección del gobierno autoritario encabezado por Echeverría en la primera mitad de la década de los setentas.
La decisión está encaminada a asfixiar financieramente a la revista, cuyo director, Héctor Aguilar Camín, ha sido especialmente crítico con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Es una lamentable regresión.
**GOLPE A RAMÍREZ CUÉLLAR
El dirigente nacional de Morena, Alfonso Ramírez Cuéllar, se quedó con las ganas de permanecer un año más al frente del partido.
Ayer, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación le negó a Ramírez Cuéllar la petición de prórroga y ordenó que se lleve a cabo la renovación de la dirigencia.
Y lo más importante: deberá ser el INE el que organice la elección, lo que evitará que alguien recurra a las encuestas patito.
Esta decisión no le va a gustar al residente de Palacio Nacional
Correo: [email protected]
Twitter:@pepecontreras_m
