LA TIBIEZA DEL RECTOR

López Obrador no es Díaz Ordaz. Pero aún así, el rector Enrique Graue tuvo miedo de enfrentarlo de manera directa, como era deseable

El bazucazo del presidente Andrés Manuel López Obrador en contra de la UNAM se extendió por tres días consecutivos; y el rector Enrique Graue, que debió ser el primero en salir a defender la autonomía de nuestra máxima casa de estudios, ha asumido una actitud timorata, por decir lo menos.

El rector tardó tres días en aparecer públicamente y solo para dedicar unas líneas escondidas en un discurso pronunciado durante un evento protocolario, con las que respondió de manera indirecta y sumamente tibia a los ataques de López Obrador.

La educación que imparte la UNAM responde al llamado de la sociedad que demanda la superación colectiva y la formación de cuadros competentes y comprometidos con la prosperidad de la nación”, dijo el rector al inaugurar el pasado lunes el evento ‘Al encuentro del mañana’.

Esa respuesta indirecta es toda la reacción del rector de la UNAM a tres días consecutivos de ataques directos del presidente de la República, quien le endilgó a la institución todos los calificativos que suele usar para insultar a quienes considera sus adversarios políticos.

Al asumir una posición timorata, el rector de la UNAM dejó pasar una afirmación, dentro de todas las descalificaciones, que resulta grave, cuando el presidente López Obrador dijo que a nuestra casa de estudios le hace falta “una sacudida”.

¿Qué quiso dar a entender López Obrador? ¿Le estará apostando a que sus huestes enquistadas en la Universidad hagan estallar un movimiento que lleve a que la UNAM se convierta en un apéndice de la Presidencia de la República?

¿O estará anunciando una reforma a la Ley Orgánica de la UNAM para acotar su de plano desaparecer en los hechos su autonomía?

No hay que olvidar que al inicio de su gobierno, la iniciativa que envió al Congreso para dar marcha atrás a la Reforma Educativa contemplaba la anulación de la autonomía de las universidades.

Ante la polémica, López Obrador respondió que se trató de un error, pero más de uno piensa que en realidad el presidente lanzó un buscapiés para ver si pegaba o por lo menos para medir la reacción que provocaría una propuesta de este tipo.

Te puede interesar | DE LA FUENTE DEFIENDE SU HUESO

El rector Enrique Graue debió responder al presidente con la misma firmeza con que lo hizo el 30 de julio de 1968 el rector Javier Barrios Sierra, quien encabezó una marcha  e izó la bandera a media asta en Rectoría, en protesta por la vulneración de la autonomía universitaria por parte del presidente Gustavo Díaz Ordaz.

López Obrador no es Díaz Ordaz. Pero aún así, el rector Enrique Graue tuvo miedo de enfrentarlo de manera directa, como era deseable. El sabrá por qué.

Con su tibieza, Graue perdió la oportunidad de ser algo más que el rector; de convertirse en un líder de la comunidad universitaria que encabezara una protesta enérgica en contra la vulneración de la autonomía, como hizo en su momento Barros Sierra.

OFF THE RECORD

**¿Y LOS OTROS DEFENSORES?

Por cierto, quienes defendieron en el 68 a la UNAM de las agresiones de Díaz Ordaz, se quedaron mudos tras los ataques del actual presidente de la República.

¿En dónde están Pablo Gómez, Salvador Martínez della Roca, Ifigenia Martínez, Elena Poniatowska y otros?

La excepción es Gilberto Guevara Niebla, quien en un artículo publicado ayer en La Crónica arremetió –el sí directamente y con energía—  contra López Obrador.

**MINISTRAS OBRADORISTAS

Solo tres de los 11 ministros de la Suprema Corte de Justicia se pronunciaron por mantener la prisión preventiva oficiosa para los presuntos responsables de delitos fiscales.

Se trata del ministro ponente, José Fernando Franco, y de las dos ministras que obtuvieron su cargo por el dedo de López Obrador: Margarita Ríos Farjat, y Yasmín Esquivel. Faltaba más.

Correo: [email protected]

Twitter: @pepecontreras_m