Analizar este asunto de la sociedad, es analizar un tópico del que somos parte y jueces cotidianos.
Tanto Theodor W. Adorno como Max Horkheimer, hacían un esfuerzo de análisis crítico, ponderando a la sociedad a partir del individuo y viceversa; una fórmula que Platón había utilizado, para explicar esa forma de ponderar lo que no era claro en la sociedad, lo macro, observarlo en el individuo, lo micro, y viceversa. Una idea que Maquiavelo nos obsequia en su dedicatoria al Príncipe, cuando afirma que para conocer la cima de las montañas, hay que valorarla desde los valles y viceversa; o bien, con Weber, para entender al gobernado hay que observar a sus gobernantes y viceversa.
Hemos compartido en sociedad, desde el 2 de junio, varios elementos que parecen contradictorios en algún momento, otros que parecían que todo estaba tan claro y, otros sin una posición muy definida. Nos muestra lo complejo de la relacionalidad social, las dificultades de la dirección y la asunción de prioridades. Aceptemos que lo irracional, lo ambiguo, lo poco claro, es parte de la vida en sociedad, en nuestras instituciones, en nuestros ámbitos laborales, en los espacios y en todo aquello en que nos reunimos o con lo que convivimos.
Que a veces simplificamos o asumimos explicaciones insuficientes, que nos permiten la comprensión de nosotros mismos y de la forma en que nos comportamos en grupos sociales hasta alcanzar la humanidad, pasando por distintos espacios de la organización de la sociedad misma. Aquí, la educación y el derecho juegan un papel fundamental.
Observamos que el entreveramiento generacional, a veces nos confunde, nos aleja de la comprensión y nos lleva por rutas de simpleza que aunque no nos satisfacen, no tenemos una mejor explicación en ese momento. Desde luego, son filias y fobias que, con los intereses, muestran la desnudez del sujeto, de su naturaleza y condición humanas.
Sabemos que hay momentos también de decisiones cruciales, en los individuos y la sociedad. En donde se mueven conciencias, no siempre informadas a fondo, pero con la presencia que les acompaña en su posición social, en el cómo les ha ido en la feria, y en la forma en que deciden, producto de una ruta de vida circunstancial, que conforma la urdimbre del tejido social, que decide rutas sociales.
Quizás la Planeación social, disminuida por las condiciones del desarrollo, del diagnóstico de los recursos disponibles, confirma las oportunidades que la misma sociedad brinda a sus individuos que la conforman. De ahí la relevancia de la seguridad, de ofrecer opciones para su crecimiento y desarrollo, de configurar una sociedad que responda a las necesidades, intereses y deseos de los individuos, como partes de un todo que sigue siendo la sociedad.
Así, el gobierno que se da una sociedad es para sí misma, no para construir un grupo separado de ella, sino de atender lo que finalmente se concibe como el interés nacional y no solo el de un grupo, así sea el que esté en el poder, el que surge de una elección, es una oportunidad de aportar lo mejor para mejorar, no para socavar lo que la sociedad ha construido.
Esas decisiones fundamentales de una sociedad son las que encuentran en su gobierno la búsqueda para resolver los grandes problemas nacionales. No hacerlo es afectar a los propios individuos responsables de llevar a buen puerto esas encomiendas, es dañar el tejido social, horadar la tela de protección de cada individuo y, en suma, sepultar instituciones. Siempre hay oportunidad para decidir ser mejores como individuos y a favor de la sociedad, también, lamentablemente, para empeorarla.