Carl Schmitt reflexionó la relación teórica política entre el amigo y el enemigo; en la vida política mexicana se considera que los amigos son de mentiras y los enemigos de a deveras.
En los procesos electorales esta relación cobra una dimensión extraordinaria y fundamental. Que cada quien pondera de conformidad con sus principios y valores.
Después de las elecciones de Coahuila y el Estado de México entramos a la sucesión presidencial; cada actor político hará sus lecturas y se colocará del lado brillante o del lado oscuro de la luna.
La pasión y la razón políticas harán lo suyo. De acuerdo con las estructuras, procesos y resultados habidos y por haber. Veremos con qué cuentan cada quien y cada cuál, qué factores, necesidades, intereses o deseos los mueven.
La inteligencia política así como los recursos disponibles marcarán esta etapa del mundo de la política mexicana. De oficialistas y opositores, de los que están a favor o en contra de uno u otro de los partidos, aspirantes o candidatos. En suma, de un proyecto de nación.
Las lecciones de las elecciones y resultados recientes son multidimensionales.
Y todo se permitió, desde el traslado de votantes de la Ciudad de México al Estado de México, la violación de la ley electoral por algunas autoridades locales, el tradicional acarreo y compra de votos y la presión de la entrega de apoyos públicos por su voto y, finalmente, la manipulación falseada de los resultados de encuestas, así como de la constante violación de la norma político electoral por autoridades interesadas.
La carencia de un trabajo coordinado, tanto del oficialismo como de la oposición, le ha dado por parte del ciudadano-elector, lo que cada quien ha sembrado. Los datos del PREP del INE han dejado las huellas cicatrices, de los errores, triunfos y fracasos que cada quien debe aprender.
El ciudadano sabe de qué están hechos los partidos y los candidatos, ni el temor, abuso o intención de llevarlos a una u otra parcela los convence.
Por último, las campañas político electorales serán amplias, diversas y complejas, que se vincularán con los términos de un gobierno, que ya finaliza, en la discusión de valorar el objeto y métodos del proceso electoral, por actores políticos, autoridades, gobernantes, partidos políticos, aspirantes, candidatos y, sobre todo, ciudadanos.
Así, será relevante la caracterización de amigo o enemigo, en función de las necesidades, intereses y deseos, ya sean del todo, lo nacional, o la parte, los intereses de cada quien.
Relevante el jalón que le acaba de dar el canciller al proceso interno del partido en el poder y al presidente y al gobierno en general.
Veremos cómo actúan los opositores partidarios y claro está, las reacciones e impactos posibles del ciudadano, ese soberano popular que al final decide con su voto.
La tipificación política de amigo o enemigo se vuelve vital, una relacionalidad que demanda una racionalidad.
