LA OBESIDAD INFANTIL Y SU IMPACTO EN LA AUTO-ESTIMA

Dra. María Elena

Según la OMS, la obesidad es una enfermedad crónica que se caracteriza por el exceso de grasa en el organismo. En el caso de los niños, se considera que son obesos cuando su peso sobrepasa el 20% de su peso ideal.

Anteriormente se consideraba al niño con sobrepeso como una persona que gozaba de buena salud, sin embargo, diversos estudios han demostrado que la obesidad tiene múltiples consecuencias negativas tanto a nivel físico como psicológico.

CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS. En primer lugar, el niño o niña con obesidad se enfrenta a las burlas por parte de sus compañeros de clase al ser niños con poca habilidad para los deportes y para los juegos en general. Estas burlas pueden llegar a provocar en el menor miedo, inseguridad, tristeza, depresión, ansiedad, dificultad para relacionarse con los demás niños.

De la misma manera, la obesidad provoca alteraciones en la forma del cuerpo. En las niñas pueden llegar a observarse crecimiento prematuro de las mamas y en los niños seudomicropene —pene pequeño—, y crecimiento de mamas —seudoginecomastia—. 

Dichas alteraciones físicas generan a su vez, alteraciones en la imagen corporal del menor que los puede llevar a desarrollar trastornos alimenticios como la anorexia, la bulimia o pueden llegar a tener verdaderos atracones al no encontrar la manera de sentirse mejor.

LA FUNCIÓN DE LOS PADRES: Desde la medicina y la psicología se sabe que uno de los principales factores de riesgo para que un niño pueda presentar obesidad, es que tenga padres obesos. 

Los primeros personajes con los que los seres humanos nos identificamos son los padres. Los niños no sólo quieren hacer lo que sus padres hacen sino ser lo que sus padres son. Si los padres no tienen hábitos alimenticios sanos como consecuencia, los niños tampoco.

De esta manera, los menores adquieren hábitos como preferir una alimentación rica en carbohidratos, tener preferencia por la comida chatarra, desorden en los horarios de la alimentación. Esto sumado a no tener por costumbre realizar una actividad física como practicar un deporte, caminar o salir a jugar a algún parque, contribuyen a que el niño desarrolle la obesidad con las consecuencias psíquicas que esto conlleva.

En la infancia, el efecto de ser obeso puede convertirse en un gran conflicto para el niño debido a que las consecuencias psicológicas mencionadas líneas arriba, pueden derivan en una baja autoestima que puede provocar en ellos que sean niños aislados, deprimidos, con dificultades para relacionarse con los demás, con una pobre imagen de sí mismos y que solo encuentren placer y refugio en la ingesta descontrolada de la comida.

Para poder atacar esta problemática es importante que los padres se apoyen con especialistas —médicos, psicólogos y nutriólogos —— y que la problemática se aborde a nivel familiar en dónde todos participen y no sólo se vea como un problema del niño.

 

Por: Psic. Ma Elena Salazar P.