LA NO CRIMINALIZACION DEL ABORTO Y LAS BUENAS CONCIENCIAS

Dra. María Elena

El pasado martes 7 de septiembre, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) votó por unanimidad declarar inconstitucional la criminalización del aborto en el país. Fue por mayoría que la SCJN, invalidó el artículo 196 del Código Penal de Coahuila que encarcelaba “a la mujer que voluntariamente se practique un aborto o a la persona que le hiciere abortar con el consentimiento”.

Cuando se habla del derecho de la mujer a decidir sobre la posibilidad de practicarse un aborto, siempre van a surgir voces a favor y en contra, y el martes no fue la excepción. Después de que se dio la noticia sobre la no criminalización del aborto se dejaron escuchar las voces de “las buenas conciencias”.

Una de dichas voces fue la de un sacerdote católico de Coahuila que incluso se viralizó en redes sociales, en donde declaraba ante sus feligreses: “No apoyen a las jóvenes matando a sus hijos para que dejen de estorbar y se diviertan, mejor maten a sus hijas para que ellas no estorben”.

Una buena conciencia “defendiendo la vida y motivando a matar”. Pero las buenas conciencias: ¿Toman en cuenta la seguridad y la vida de la mujer que decide abortar, se cuestionan sobre la calidad de vida que puede llegar a tener un hijo a cuya madre se le obliga a tenerlo, piensan en las repercusiones psicológicas que puede presentar una mujer que se practica un aborto?

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Los escasos estudios realizados muestran que toda interrupción provocada del embarazo actúa como un shock psicológico en la mujer cuya gravedad va a depender del grado de integración personal, dando paso a diferentes trastornos tales como: depresión, reacciones fóbicas —pánico a estar encerrada o hacia determinados objetos—-, alteraciones en la conducta sexual como la frigidez, disminución o desaparición del deseo sexual, la inclinación hacia el uso de algunos fármacos como los antiansiolíticos y los antidepresivos..

La culpa es otra de las emociones que puede desarrollar la mujer que se realiza un aborto, culpa por haber quedado embarazada, por rechazar el embarazo, por los hijos que ya tenía, por haber cedido a un hombre irresponsable.

Esta culpa invadirá su vida y no le permitirá seguirse desarrollándose por lo que sería indispensable  acudir  con un especialista que le ayude a superar el hecho de haber interrumpido un embarazo no deseado.

Con la pareja aparece un aumento de los conflictos interpersonales que pueden llegar a desembocar en la disolución real o simbólica de la pareja, en donde pueden permanecer juntos pero se presenta la indiferencia, el abandono afectivo, la infidelidad, etcétera.

Si no existe una pareja, la mujer puede desarrollar un odio generalizado hacia los hombres provocado por aquel que no se quedó a compartir la responsabilidad de un embarazo y cuyo odio no le permitirá realizar una relación de pareja satisfactoria.

La no criminalización del aborto es el derecho de la mujer a la dignidad humana, a la autonomía, al libre desarrollo de la personalidad, a la igualdad jurídica, a la salud y a la libertad reproductiva.