La hacen trabajar con COVID; luego la despiden

El 25 de septiembre fue recibida con una hoja en la que decía que ella renunciaba a su empleo y que aceptaba un finiquito de 1,700 pesos

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El pasado 27 de agosto, la joven Yolotzin Mendoza Delgado se presentó a trabajar a la empresa farmacéutica PROBIOMED, ubicada en San Esteban 88, colonia Santo Tomas, Azcapotzalco, en la Ciudad de México. Al terminar su turno sintió algunas molestias, entre ellas dificultad para respirar.

Avisó al servicio médico de la empresa mediante una llamada telefónica y le indicaron que acudiera al día siguiente con un doctor particular para que la revisara. Ella y todos los empleados de PROBIOMED tenían la instrucción de no acudir jamás al IMSS, pues para eso tenían una enfermería en la planta.

Cuando envió una foto de la receta que le dio el médico particular, le dieron una incapacidad interna por cinco días. Luego, el 31 de agosto, Yolotzin fue revisada en la empresa por la doctora Norma Hernández, quien le dio otros cuatro días de incapacidad.

Para el 4 de septiembre los síntomas ya habían empeorado pero aún así la hicieron pasar a trabajar a la planta, en donde hacía labores de etiquetado, a pesar de que tenía tos severa y estornudo.

Tres días después la joven ya presentaba fiebre elevada, escurrimiento nasal, dolor muscular, dolor de cabeza y diarrea, por lo que decidió pasar por alto la prohibición de la empresa y acudió a su clínica del IMSS. Ahí empezaron sus problemas.

Yolotzin, quien a pesar de su corta edad es madre de dos pequeñas, fue valorada en el área Covid del IMSS, en donde, por su calidad de sospechosa de haber contraído la enfermedad, le dieron incapacidad por cinco días. Cuando se cumplieron le dieron otros siete días, lo que molestó a los directivos de la empresa.

La doctora Hernández le dijo que por qué eran tantos días, que estaba mintiendo. La citó para valoración interna el 18 de septiembre y la canalizó con la licenciada Leticia López, de Recursos Humanos, para que expusiera ante ella su situación de salud.

Ese día fue severamente reprendida por la licenciada López, quien sin ser profesional de la salud, le dijo a la empleada que eran muchos días de incapacidad y que en su expediente clínico decía que le habían recetado antibióticos, por lo que no tenía Covid.

“Por eso la empresa tiene su doctor interno y sus incapacidades internas, para que nadie tenga que ir al seguro”, le dijo. Y agregó que ahora tenía que trabajar sin pago las próximas dos semanas “para quedar a mano”.

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El 21 de septiembre el IMSS le confirmó que sí era una paciente con Covid, pero ese mismo día, cuando acudió a la empresa ya no la dejaron pasar. En la caseta, Natalia González, de Recursos Humanos, le informó que estaba dada de baja “por tantos ausentismos”.

El 25 de septiembre fue recibida por la licenciada Leticia López, quien le mostró una hoja en la que decía que ella renunciaba a su empleo y que aceptaba un finiquito de 1,700 pesos.

La joven se negó a firmar esa hoja porque era claro que ella no tenía la intención de renunciar, sino que la estaban despidiendo por tantos “ausentismos”, que en realidad eran incapacidades otorgadas por el IMSS debido a que contrajo el Covid.

SG