El tiempo se ha encargado de confirmar que la democracia interna no es el fuerte de Mario Delgado, dirigente nacional del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Cabe recordar que Delgado Carrillo se convirtió en presidente nacional de Morena en octubre de 2020, tras un cuestionado proceso en el que enfrentó Porfirio Muñoz Ledo, quien en ese entonces aún era diputado federal por el partido oficial.
Desde aquella fecha, han sido recurrentes los reclamos de los propios militantes y/o simpatizantes morenistas por el desaseo en la selección de sus candidatos a las gubernaturas en 2021 y 2022.
Aunado a lo anterior, el líder morenista salió con que, a pesar de que su periodo termina en 2023, hacer ese relevo le metería ruido a la selección del abanderado presidencial para 2024.
Así es que tanto él como la secretaria general, Citlalli Hernández, aceptaron la “espontánea” idea de prolongar su mandato hasta que pasen esos comicios para los que faltan aún 623 días. Definitivamente, se sacrifican por la democracia.
Por lo anterior, ya se parece a cierto tabasqueño, pues la democracia interna no es el fuerte de Mario Delgado Carrillo, dirigente nacional del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Con información de Reforma
JZ