La crisis en Guerrero

Como seguramente recuerda, las irregularidades en la elección del 7 de junio provocaron la anulación del proceso en Tixtla, Guerrero. Según se dijo, no se colocaron las casillas suficientes para validar la elección.

En consecuencia, este domingo será necesario reponer la votación.

Lo peculiar del caso es que a tres días del segundo proceso electoral, en Tixtla suman nueve muertos en poco más de un mes.

De acuerdo con recuentos periodísticos, en 40 días han asesinado a nueve personas.

Es decir, que Tixtla –al igual que otras partes de Guerrero–, sigue siendo un polvorín.

Curiosamente, en poco más de un año hemos visto un gobernador fallido, un rector venido a gobernador –también fallido– y un nuevo gobernador constitucional. Y hasta donde se aprecia, ninguno de los tres ha podido controlar la crisis de seguridad que atraviesa Guerrero.

Por eso la pregunta, ¿quién pone orden en aquel estado?

A propósito del caos en esa entidad, este viernes se hizo público que Ambrosio Soto Duarte –alcalde de Pungarabato, Guerrero, renunció al cargo por supuestas presiones del narco.

Entonces insistimos, ¿quién pone bajo control ese estado?