Por: Psic. Ma Elena Salazar P.
El aumento en el consumo de sustancias psicoactivas (SPA) como son la cocaína, el alcohol, las anfetaminas, canavis, LSD, entre otras, representan un problema serio de salud pública en nuestro país.
La cadena de las adicciones inicia cuando la persona empieza a utilizar las diferentes sustancias psicoactivas, las cuales en esta primera etapa pueden no causar ningún problema de salud al usuario. El abuso es el siguiente eslabón, en la cadena en donde el daño físico o mental empieza hacer estragos en la persona usuaria de SPA..
El sujeto deja de cumplir con sus obligaciones escolares, familiares, laborales, etc., además de exponerse a situaciones de peligro como manejar intoxicado, verse inmerso en problemas legales por el uso recurrente de dichas sustancias o por la comisión de algún crimen, así como inmiscuirse en problemas interpersonales como riñas y altercados.
El siguiente eslabón es cuando se genera la dependencia. El organismo de la persona presenta de manera intensa la necesidad por el consumo de la sustancia, creando dificultades para controlar su uso.
La persona adicta puede tener un deseo persistente pero poco exitoso de abandonar el uso de la sustancia o por el contrario sigue sin reconocer que tiene un problema de adicción y continua con el uso de las drogas a pesar de que por ello sufra problemas físicos o psicológicos, (De la Fuente R.1997).
Distintos autores establecen que el uso de SPA está asociado con defectos de carácter como la impulsividad, el narcisismo patológico y las sensaciones de grandiosidad y omnipotencia entre otros, que no le permite a la persona enfrentar con fortaleza y asertividad las vicisitudes de la vida.
Diferentes estudios han mostrado que las personas que presentan abuso o dependencia a algún tipo de droga también presentan por lo menos otro diagnóstico psiquiátrico adicional, siendo los más frecuentes, la personalidad antisocial, trastornos fóbicos y depresión (De la Fuente R.1997).
El efecto de las SPA produce tal relajación que exalta la sensación de bienestar y omnipotencia que por ejemplo la persona pierde la vergüenza, que es el mayor freno para la comisión de algún crimen. Es por esto que algunos autores califican los efectos de las SPA como “una demencia voluntaria”.
El tratamiento para las adicciones en específico el alcohol, siguen siendo los grupos de Alcohólicos Anónimos (AA), y para el caso de las SPA, los grupos de adictos anónimos, los cuales comparten la misma filosofía que se basa en poder hacer un examen de conciencia que promueva un análisis de la personalidad para descubrir y controlar las causas que llevaron a la persona al consumo de SPA.
El terapeuta Mario Domínguez remonta la historia de los grupos de AA, a 1931, momento en que Carl Jung psicoanalista discípulo de Freud, atendió durante un año, a un acaudalado norteamericano adicto al alcohol quien cinco años después buscaría al Dr Jung por haber presentando una recaída.
Es cuando el Dr Jung establece que el adicto requiere de vivir una experiencia espiritual, la cual tenía la posibilidad de experimentar dentro de los grupos de AA.
La terapia dentro de los grupos de AA puede contener una recaída y la terapia psicológica contribuye a que la persona obtenga un mejor conocimiento de sí mismo que lo lleve a comprender y controlar las causas de la adicción.
El tratamiento contra las adicciones es complejo pero la combinación de ambas terapia resulta prometedor.