El hackeo por parte de Guacamaya Leaks, destapó que el Ejército conocía desde al menos dos años antes de la tragedia prácticamente todo sobre el imperio criminal de José Noriel Portillo Gil, alias El Chueco, el principal sospechoso de los homicidios de dos jesuitas, en Chihuahua.
“El Estado mexicano identificó, con antelación, las actividades delictivas en la sierra Tarahumara de quien a la postre perpetraría el homicidio de nuestros hermanos Joaquín Mora y Javier Campos, mismo que a más de cien días sigue impune”, señala la Compañía de Jesús en un comunicado publicado este lunes.
“De haberse actuado en consecuencia, la tragedia probablemente se hubiera evitado”, se agrega.
“La Compañía de Jesús en México manifiesta que nos indigna el contenido de los documentos militares relacionados con el caso de Cerocahui que se han hecho públicos”, se lee en el documento.
Ejército investiga a religiosos criticos del gobierno
La investigación, publicada a partir de la masiva filtración de correos atribuida al grupo de hackers Guacamaya, también sacó a la luz que un mes después de los asesinatos las Fuerzas Armadas ordenaron un seguimiento a las actividades de religiosos en el sur de Chihuahua para consignar pronunciamientos críticos sobre la estrategia de seguridad del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador y posibles vínculos con el narcotráfico.
“Es muy grave y preocupante que la inteligencia militar no se haya concentrado en localizar al perpetrador de los asesinatos, hasta hoy prófugo, y sí en monitorear los pronunciamientos públicos de los sacerdotes”, ha reprochado la orden católica.
La Sedena no ha emitido un pronunciamiento oficial sobre la investigación.
La Compañía de Jesús condena que el ejército clasifique al @CentroProdh como “grupo de presión” y el monitoreo militar a religiosos, tras los asesinatos de los #jesuitas en #Cerocahui.
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— Compañía de Jesús en México (@Jesuitas_Mexico) October 17, 2022