Es bien sabido que para el presidente Andrés Manuel López Obrador la honestidad de un servidor público es lo más importante, o por lo menos eso es lo que ha declarado en varias ocasiones aunque no siempre se cumple.
Así lo demuestra Pedro Almazán Cervantes, general de brigada ligado a delitos de corrupción y a brindar protección a criminales, quien fue recientemente nombrado como el encargado de la seguridad de las instalaciones estratégicas de Petróleos Mexicanos para el combate al huachicol.
De manera oficial, Almazán será titular de la Subdirección de Salvaguardia Estratégica y su elección fue dictaminada por el Consejo de Administración de la propia petrolera. Fue el mismo titular de Pemex, Octavio Romero Oropeza, quien propuso al general para ocupar el puesto.
La carrera del general comenzó a mancharse cuando no dio los resultados esperados en su periodo como jefe del Estado Mayor de la zona en la administración de Héctor Astudillo Flores en donde se le contrató para pacificar el Guerrero y terminó siendo el más violento del país.
En ese mismo periodo -2016-, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) halló varias irregularidades en la transferencia de 222 millones 940 mil pesos a la Secretaría de Seguridad de Guerrero, dependencia de la que era titular Almazán Cervantes.
También en ese año se le vinculó con varios grupos de narcotraficantes en Acapulco, la Sierra, Chilpancingo, Costa Grande y Tierra Caliente, en el mismo estado.
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Además, fue acusado por sus propios subordinados en la Comisión Estatal de Derechos Humanos por la presunta “violación de los derechos laborales y abuso de autoridad”. Incluso hicieron paro de labores pues el general no les brindaba equipo táctico y uniformes.
Con un historial tan manchado, ¿será buena idea proporcionarle un puesto clave en Pemex a alguien que ni siquiera trata bien a sus compañeros de trabajo?
Con información de El Sol de México
