¿Fin de las Autodefensas? Hasta no ver…

Cinco días antes de que el Papa Francisco visite Michoacán, el gobernador del estado, Silvano Aureoles, anunció el final de las autodefensas.

Seguramente recuerda que en medio de la crisis de seguridad en Michoacán, un grupo de civiles tomaron las armas y se enfrentaron a los criminales organizados.

Con el tiempo, los grupos de vigilantes salieron de control y llegó el momento en que resultaba difícil separar a los civiles armados de los criminales que se hacían pasar por grupos de autodefensa.

En medio de estas complicaciones, el Estado mexicano –a través del entonces comisionado para la seguridad de Michoacán, Alfredo Castillo–, trató de regularizar los grupos armados e intentó poner un alto a los civiles armados. Desafortunadamente, los esfuerzos de Castillo no fueron suficientes. Si bien se logró un avance considerable, el fenómeno siguió existiendo. Es decir, las autodefensas seguían en la calle.

Por eso, resulta peculiar que este jueves –sin previo aviso–, Silvano Aureoles decrete la desaparición de las autodefensas. Por lo que dice el gobernador, su administración habría tenido éxito donde fracasaron el gobernador Fausto Vallejo, el impresentable gobernador sustituto Salvador Jara y el comisionado Castillo.

Por eso, debido a lo complicado que sería desaparecer por completo a estas células armadas, en este espacio echamos mano del refranero y advertimos que “hasta no ver…”