Estos son los expresidentes involucrados en Partidas Secretas

Tanto priistas como panistas han utilizado dichos recursos para satisfacer sus propias necesidades durante muchos años

Tal parece que el viejo PRI nunca se fue del poder, ni siquiera con el ascenso del presidente Andrés Manuel López Obrador a la dirigencia del país pues todo indica que la vieja y muy criticada práctica de las “partidas secretas” han regresado vestidas de austeridad republicana.

Dicho modo no es para nada viejo, sin embargo, el que más se ha destacado fue el expresidente Carlos Salinas de Gortari pues se dice, porque nunca se terminó con la investigación, que gracias a esta pequeña laguna en la Constitución Mexicana logró obtener una cantidad no conocida pero se presume que doblaba la cantidad que su predecesor, Miguel de la Madrid, quien también se presume que utilizó dicho fondo para su uso personal.

Por su parte, una gran parte de mexicanos coinciden con que en el sexenio de Ernesto Zedillo el uso del dinero generado por las partidas secretas terminó hinchando los bolsillos de Salinas de Gortari.

Cuando por fin llegó la alternancia en el 2000 con la victoria del PAN y de Vicente Fox Quesada, se rumoró que gran parte del dinero recaudado por su administración sería utilizado para impulsar la campaña de Felipe Calderón Hinojosa y para que su partido continuara al mando del país.

En el turno de Calderón se destacó que su famosa guerra contra el narco fue el destino de los fondos de varias partidas secretas, siendo uno de los pocos presidentes que invirtió el dinero en cuestiones de seguridad nacional, pese a que su estrategia no funcionó del todo.

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Finalmente, en el sexenio pasado y tal como se sospecha del periodo de Zedillo, muchos coinciden en que los fondos obtenidos por el gobierno de Enrique Peña Nieto pasaron a la ya gigantesca cuenta de uno de los mayores referentes del priismo, Carlos Salinas de Gortari.

Hasta el momento las cantidades que cada uno utilizó en su momento son incalculables ya que la propia naturaleza de las leyes impedía que los gastos fueran fiscalizados y, por tanto, no existe un registro real de cuánto es que los expresidentes pudieron haber utilizado a su beneficio.