Estancados, por suerte

El comportamiento del comercio exterior en julio fue mejor que el del mes anterior. Las importaciones crecieron ligeramente, después de que en junio se habían desplomado, y como esas compras dependen del ingreso de los mexicanos, es una señal de que, al menos, la economía ha dejado de caer.

Como decíamos el martes, ésa era la buena señal que parecía traer junio en la actividad económica, y los datos de comercio exterior de julio lo confirman. No hay señal de crecimiento, pero ya tampoco parece que continúe la caída.

Ahora bien, conviene aclarar que el crecimiento de las importaciones totales, que fue de 2% en comparación con julio de 2018, resulta de una caída pequeña en importación de bienes de consumo, una muy grande en bienes de capital, y un crecimiento notable en bienes intermedios. Estos bienes son los que se utilizan para producir, son insumos. Una parte muy grande de ellos sirve para producir exportaciones, que crecieron en julio también de manera interesante.

La importación de bienes de capital, que es inversión, cayó en -16.5% en julio, que es mucho, pero menos que el -21.2% de junio. De hecho, si vemos las importaciones de capital acumuladas por año, dejan de crecer en noviembre de 2018, se mantienen estancadas hasta marzo, y desde entonces se desploman. La caída es de -6.7% anual en comparación con noviembre, cuando se importaban 46 mil millones de dólares anuales en este rubro. Ahora son 44 mil.

El comportamiento de las importaciones, en promedio trimestral, no difiere mucho en las últimas dos observaciones. Pasamos de una contracción de -2% a -1.9% en el total, pero tanto importaciones de consumo como de capital incrementan su caída: de -1 a -2.2% la primera, y de -11 a -13.6% la segunda. Son las importaciones de bienes intermedios lo que mejora el promedio, pero siguen siendo ligeramente negativas en el trimestre centrado en junio, con -0.3%.

Lo que esto significa es que si bien no parece continuar la caída que traíamos desde octubre, tampoco hay una recuperación. Considerando el comportamiento del tipo de cambio, y de las importaciones, el crecimiento estimado para la economía en este 2019, hasta julio, es de 0.1%. No muy diferente del cero que comentamos el martes.

Por otro lado, en julio regresamos a un déficit en la balanza comercial total, y un superávit razonable en la no petrolera, de poco menos de 800 millones de dólares. Esto es importante porque traíamos un flujo positivo de más de 2,300 millones de dólares cada mes, y si no consideramos enero, que fue deficitario, superior a 3,200 millones de dólares. Un superávit comercial significa un traslado de ahorro de México al exterior, es decir, menos dinero disponible para invertir. Precisamente por eso la existencia de superávit, en coincidencia con la caída de importación de bienes de capital, es un asunto tan preocupante. Significa que la inversión se desploma, como ya hemos confirmado con los datos de la actividad económica global.

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En este sentido, el acuerdo anunciado el martes con las empresas constructoras de los gasoductos es muy buena noticia. Aunque todo indica que se acaba pagando más de lo original, al menos ya se evitó que la tontería de Bartlett nos costara meses sin gas, pagos adicionales, y al final, lo que teníamos desde el principio. Si esto mismo se hiciera con el aeropuerto, recuperando lo construido, o con Dos Bocas, dejando de construir, le garantizo que estaríamos hablando de una dinámica totalmente diferente.

No va a ocurrir, pero al menos se detuvo un error muy costoso a un sobreprecio que no es excesivo. Eso pasa cuando se ponen personas con capacidad de 1% en puestos de decisión. Ah, y lo del 99% de honestidad, lo vimos ayer, no se los cree nadie.