No debe ser considerado casualidad que los estados gobernados por los partidos de oposición registren un bajo número de contagios de COVID-19, y entre estos destacan Durango, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Colima, Jalisco y Michoacán.
Con base en datos de la Secretaría de Salud, esas siete entidades representan el 8.9 por ciento de infectados en todo el país, al sumar —hasta el 18 de mayo— cuatro mil 613 personas contagiadas de los 51 mil 633 que se acumulan; sin dejar de mencionar que contabilizan 370 defunciones de las cinco 332 a nivel nacional.
Cabe señalar que dichos estados corresponden al bloque de gobernadores que desde el inicio de la pandemia intensificaron sus medidas sanitarias; además, el viernes pasado informaron que tomarán sus propias precauciones para el retorno de actividades, por lo que es casi un hecho que ignorarán al gobierno federal.
“Esa es la gran diferencia del trabajo en nuestros estados. Fuimos estrictos, tomamos decisiones a tiempo”, aseveró Silvano Aureoles, mandatario michoacano.
Para que las siete entidades lograran cierto control del virus, dieron seguimiento a las personas que resultaron positivo a las pruebas e implementaron los protocolos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el llamado ‘Quédate en casa’.
“Del mismo modo insistimos en buscar todos los mecanismos legales para defender los recursos que corresponde a cada una estas entidades para dar atención urgente a la población“, agregó Aureoles.
Lo hecho por estos siete gobernadores es digno de reconocer, pues han evitado poner en mayor riesgo la vida de 26 millones 411 mil 507 personas (que es la población total de esos estados), mismo que representa el 22 por ciento la población total del país.
De los estados gobernados por Morena mejor ni hablamos, porque han sido los peores a la hora de manejar la emergencia sanitaria.
Con información de El Heraldo de México
