¡ESTADO CRIMINAL; MÉDICOS Y ENFERMERAS ESTÁN SOLOS!

Están solos; arrumbados a su suerte.

También están en la primera línea de la batalla, sin fusil; armados sólo con su conocimiento científico y su convicción.

Pero también están muy lejos de la mano del presidente, mano que se extiende para ayudar a la madre del mayor narcotraficante del mundo –El Chapo Guzmán–, antes que preocuparse por trabajadores de la salud; médicos y enfermeras, vitales en toda sociedad, sea una sociedad populista, sea clientelar o sea neoliberal. 

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Peor aún, esos mexicanos hacen frente a la peor pandemia del último siglo sin recursos, sin material médico, sin protección y, sobre todo, con el riesgo latente y cotidiano de infectar a sus familias.

Y, a querer o no, lo cierto es que no le importan a nadie; no le importan a un presidente arrogante, ciego, sordo y estulto.

No le interesan al Gabinete de Salud y menos a un régimen dizque de izquierda, en donde supuestamente los trabajadores de la salud serían los profesionales privilegiados.

Y, tampoco le importan a la sociedad en general; no le importan a los ciudadanos, ese sector social que más debía velar por ellos; cuidarlos, protegerlos y, sobre todo, agradecer su apostolado.

Nos referimos, como queda claro, a los médicos y enfermeras; a todos los trabajadores de la salud, en general, que ante la pandemia de Covid-19, están abandonados a su suerte por todo el Estado y por sus instituciones, pero sobre todo, por el gobierno de incompetentes que rodean a López Obrador.

Bueno, incluso la sociedad abandonó a sus médicos y enfermeras ya que pocos hacen caso a los reiterados llamados de auxilio, ante la crisis, que lanza todo el sector salud mexicano.

Pocos escuchan la gravísima falta de equipos y utensilios básicos para protegerlos de eventuales contagios, durante el desempeño de su trabajo.

Y están solos porque han recurrido a todo; han recurrido a videos personales, a videos en grupos; a la exhibición de las precarias condiciones de trabajo y hasta han salido a la calle, a marchas y bloqueos callejeros, en protesta por la indiferencia oficial y en espera de una respuesta del indolente gobierno de AMLO.

Lo peor, sin embargo, es que es tal el abandono de médicos, enfermeras y trabajadores del sector salud, que existen hospitales que se han convertido en verdaderos focos de infección, como el hospital del IMSS de Monclova, Coahuila.

Resulta que el pasado 28 de marzo se confirmó que cerca de 50 empleados de la clínica 7 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), ubicada en Monclova, Coahuila, estuvieron en contacto con un paciente que fue identificado como víctima del Covid-19.

Durante más de una semana las autoridades del IMSS, encabezadas por el poco o nada eficiente, Zoe Robledo, ocultaron la epidemia hasta que se confirmó que por lo menos 30 médicos y trabajadores del sector salud se habían contagiado, lo que provocó la muerte de tres de ellos.

Lo más cuestionable del tema, sin embargo, es que muchos médicos y enfermeras votaron por López Obrador, creyeron en su propuesta, le entregaron su confianza sin condiciones al hoy presidente pero, al mismo tiempo, casi todos ellos han sido traicionados.

¿Traicionados?

En efecto, médicos y enfermeras del sector salud son víctimas de la traición de un gobierno al que nada importa la salud, el bienestar, los pobres y tampoco los que menos tienen; gobierno que desdeña las campañas de prevención, la construcción de hospitales, la capacitación de médicos y enfermeras; gobierno para el que la salud es un lujo que, por eso, porque es un lujo, debe ser sustituido por clientelismo y por dádivas.

Por eso las preguntas.

¿Cuántas veces han hablado los directores del IMSS, del ISSSTE, del la SSA, y el propio presidente Obrador, del riesgo que enfrentan médicos y enfermeras: cuántas veces se han comprometido a resolver sus carencias y cuántas veces se han preocupado por las familias de los trabajadores miles de la salud, que podrían ser el principal foco de infección del Covid-19?

Lo cierto es que el gobierno de López Obrador comete otro crimen de Estado al ignorar el gravísimo riesgo al que se exponen médicos, enfermeras y trabajadores de la salud, al desempeñar su responsabilidad en condiciones indignas, de riesgo y de nulo respeto por parte del Estado, del gobierno y del propio presidente.

Por eso debemos preguntar de nuevo.

¿No es un crimen de Estado la indolencia y el abandono del presidente Obrador, hacia los trabajadores de la salud; médicos, enfermeras y muchos otros especialistas?

Sí, López Obrador es el principal criminal de Estado de la historia. Por eso debe ser llevado a juicio político.  

Al tiempo.