Con la llegada al poder de Andrés Manuel López Obrador no terminó la “etapa negra”, como el propio mandatario le llamó, a la práctica cotidiana de espiar a propios y extraños que ha prevalecido en México durante décadas.
La grabación de una conversación privada del ahora ex vocero de la Secretaría de Gobernación, Omar Cervantes Rodríguez, en la que hace un señalamiento sobre el consejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer, confirma que el espionaje está más vivo que nunca.
La conversación telefónica de Cervantes fue intervenida de manera ilegal y luego solo se filtró a los medios un pequeño fragmento, suficiente para que se escuchara una supuesta conducta atribuida por Cervantes a Scherer, pero insuficiente para saber en qué contexto hizo esa afirmación.
Quien realizó toda esa operación tenía la intención de dar a conocer solamente la alusión a Scherer a sabiendas de que eso ocasionaría un escándalo que dejaría mal parado a Cervantes y a su jefa directa, la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero.
Este acto de espionaje revela el nivel que han alcanzado las intrigas entre gente del círculo cercano al presidente López Obrador, intrigas que harán rodar otras cabezas, además de la del ahora ex vocero.
Desde el 14 de julio del 2018, en la resaca de su triunfo en la elección presidencial, López Obrador anunció la desaparición del Cisen, órgano de inteligencia al que le atribuía prácticas de espionaje contra opositores a los gobiernos anteriores.
El 30 de noviembre de ese año, un día antes de su toma de posesión, entraron en vigor las reformas a la Ley Orgánica de la Administración Pública por las que despareció el Cisen y fue creado en su lugar Centro Nacional de Inteligencia (CNI), dependiente de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.
Al frente de este nuevo organismo, López Obrador nombró a un personaje de toda su confianza, el general en retiro Audomaro Martínez Zapata, a quien originalmente quería nombrar como titular de la Secretaría de la Defensa Nacional.
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¿Habrá sido este nuevo órgano el que intervino la línea telefónica de Omar Cervantes? ¿El Cisen cambió de nombre pero no sus prácticas? No lo sabemos.
Lo que sí nos queda claro es el espionaje político está vigente. Y el espionaje a los ciudadanos también, a juzgar por las herramientas legales y materiales con los que el gobierno de la “4-T” se ha armado.
Las reformas recientemente aprobadas a la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión que contemplan la creación de un padrón de usuarios de celulares, permiten a la Guardia Nacional y la Fiscalía General de la República acceder a los datos personales de todos los ciudadanos sin orden judicial.
Durante 2019 y 2010, la FGR adquirió varios juguetitos para espiar, entre ellos un equipo conocido en el mundo del ciberespionaje como Geomatrix, capaz de rastrear al mismo tiempo 135 mil líneas de teléfonos celulares.
No, la etapa negra no ha concluido.
OFF THE RECORD
**PREMIO INSABI
El medico Víctor Hugo Borja Aburto, quien como funcionario del IMSS validara un contrato para la adquisición de dos mil 500 ventiladores usados a un proveedor acusado de fraude, fue premiado con un alto cargo en el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi).
Una estampa más de la “4-T”.
**VA LA CONSULTA PATITO
Ya nadie se acordaba de la consulta popular para preguntarle al pueblo si están de acuerdo en que se aplique la ley, hasta que el INE volvió a tocar el tema.
Tenía que hacerlo, pues debía aprobar la boleta que se utilizará el día de la consulta, que será el 1 de agosto.
La boleta será tan austera, que solo faltó que se ordenara imprimir en papel sanitario.
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