Hace un par de horas, la Procuraduría General de la República –a través de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales–, solicitó una orden de aprehensión contra Arturo Escobar y Vega; quien entonces todavía se desempeñaba como subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana de la Secretaría de Gobernación.
Hace minutos, el mismo Escobar pidió una licencia al cargo de 10 días. Según dijo, busca hacer frente al proceso en su contra como un particular. O si lo prefiere, su intención es apartar del escándalo al gobierno federal.
Sin duda, Escobar comete un acierto al dejar el puesto. Su permanencia en la Segob habría obstaculizado la acción de la justicia y habría acentuado el desgaste en la imagen del gobierno de la República.
Sin embargo, esta salida prematura –y seguramente definitiva–, deja varias lecciones. Por ejemplo:
Uno. Se confirma que fue un error nombrar a Arturo Escobar como subsecretario de Prevención. El negro expediente de Escobar y Vega lo hacía un político impresentable. Su llegada a la secretaría de Gobernación simplemente ahondó la crisis de imagen del gobierno.
Dos. Demuestra que las instituciones funcionan, que existe separación e independencia de poderes y que los contrapesos en el aparato de gobierno funcionan como se espera.
Y tres. Exhibe la mala leche y retrata de cuerpo entero las versiones envenenadas de quienes aseguraron que el cargo de Escobar en la Segob sería una garantía de impunidad. Hoy queda claro que no fue así.
Por lo pronto, todavía quedan muchas preguntas sin respuesta, ¿será definitiva la salida de Arturo Escobar? ¿qué pasará luego que venza la licencia de 10 días? ¿es viable que, en caso de que así lo considere, Arturo Escobar se reincorpore a la secretaría de Gobernación? ¿acaso es una salida elegante para un político impresentable? ¿hace cuánto se sabía que la PGR investigaba y pretende procesar a Escobar? ¿fue coincidencia que apenas ayer, el Partido Verde nombrara a Carlos Puente como su nuevo vocero?
Por cierto, nadie ha explicado qué significa que Arturo Escobar sea investigado por delitos electorales, cuando Andrés Manuel López Obrador se encuentra en medio del escándalo por sus actos de campaña adelantados. ¿Será que la cabeza de Escobar es el precio que pagó el gobierno federal por una eventual investigación en contra de Andrés Manuel? ¿luego que a Escobar le cortaron las barbas… es tiempo que López ponga las suyas a remojar?
