Luego de anunciar la cancelación del NAIM y que en su lugar se construirán dos pistas en la base militar de Santa Lucía, el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, negó que su contratista favorito, José María Rioboó, fuera encargarse de la obra.
“No tiene nada que ver el ingeniero Riobóo más que su apoyo, que lo agradecemos mucho porque es un técnico de primer orden. No va a ser contratista”, aseguró el tabasqueño el pasado lunes.
Sin embargo, López Obrador sí entregará el proyecto a uno de los colaboradores más cercanos de Rioboó.
Se trata de Sergio Rubén Samaniego Huerta, quien —según informó este miércoles el futuro secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú— “estará a cargo del proyecto y revisión desde sus inicios del aeropuerto de Santa Lucía”.
Samaniego es ingeniero agrónomo, especialista en zootecnia y valuador agropecuario e inmobiliario… pero no tiene ningún tipo de experiencia en proyectos relacionados con aeropuertos o aviación.
Entonces, ¿cuáles son los méritos y las “credenciales” de este personaje para encargarse de tan importante proyecto?
Resulta que Samaniego fue quien apoyó a José María Rioboó para los estudios del proyecto de Santa Lucía, según reconoció el propio Jiménez Espriú.
“No queremos amiguismo en el gobierno, no queremos influyentismo, no queremos nepotismo”, dijo López Obrador apenas el pasado mes de septiembre. ¿Tan rápido olvidó su promesa?
