¡EN LA HISTORIA, AMLO ESTARÁ COMO GOLPISTA!

¡AVAL OFICIAL A LOS “NARCO-GOBIERNOS”!

¿Cómo imaginan a López Obrador, a Ricardo Monreal, Arturo Saldívar y a cada uno de los senadores que se dicen sorprendidos por una reforma al Poder Judicial que les arrebata a los mexicanos la democracia constitucional?

¿Imaginan que serán recordados como próceres los señores López, Monreal, Saldívar y cada uno de los senadores serviles y traidores a la patria?

¿Creen que los nombres del jefe del Poder Ejecutivo, de los presidentes del Senado y de la Corte, serán grabados en letras doradas en el frontispicio de las cámaras del Congreso, luego del “golpe de Estado” que operaron desde Palacio y con la complicidad del Senado y la Corte?

¿O será que, desde hoy, los señores Obrador, Monreal, Saldívar y a cada uno de los senadores serviles ya son juzgados por la sociedad como golpistas y como traidores a la patria?

Lo cierto es que no se requiere mucha ciencia para entender que el tiempo y la historia cobijarán como golpistas –en su amoroso pero implacable regazo–, a los señores López Obrador, Ricardo Monreal y Arturo Saldívar, además de cada uno de los senadores del PRI, PAN y PRD que hicieron el trabajo de fontaneros de la dictadura de López Obrador.

Y es que, en efecto, a partir de hoy el señor López Obrador no puede y no será llamado más como “presidente de los mexicanos” sino como “dictador bananero” que llegó al poder por la vía democrática y que desde el poder destruyó la democracia.

Y es un “golpe de Estado” clásico si acudimos a las definiciones de otro clásico; Norberto Bobbio.

¿Qué es un “golpe Estado”?

Según el autor y de acuerdo con la tradición francesa “es la violación deliberada de las normas constitucionales por un gobierno, una asamblea o por un grupo de personas que detentan el poder”.

¿Quiénes llevan a cabo el “golpe de Estado”?

Dice el mismo autor: “En el primer caso el soberano (en el caso mexicano el presidente); en el segundo caso el titular o los titulares de los poderes políticos legales (en el caso mexicanos los jefes de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y/o Judicial) y en el tercer caso, un sector de funcionarios públicos o sectores militares”.

¿Cómo ser lleva a cabo el “golpe de Estado”?

De nueva cuenta Bobbio: “Se lleva a cabo no sólo a través de funcionarios del mismo Estado, sino usando elementos que forman parte del aparato del Estado”.

¿Qué quiere decir con “elementos que forman parte del aparato del Estado?

El autor se refiere al uso ilegal y tramposo de procedimientos legales, como ocurrió en el caso mexicano, en donde a través de un artículo transitorio claramente violatorio de la Constitución, introducido de última hora durante la aprobación de una reforma de Ley secundaria del Poder Judicial, se lleva a cabo una reforma constitucional.

Es decir, que la ampliación del periodo constitucional del presidente de la Corte, Arturo Saldívar y de los integrantes del Consejo de la Judicatura, es una violación deliberada de la Constitución; transgresión operada desde Palacio por el propio presidente Obrador, avalada por el presidente del Senado, Ricardo Monreal, que busca la captura del Poder Judicial.

En pocas palabras, con el “golpe de Estado” que le propinó el presidente mexicano al Poder Judicial, asistimos al fin del Presidencialismo como lo manda la Constitución y a la instauración de la dictadura de López Obrador, quien en la práctica se convierte en el soberano absoluto.

Y es que, en los hechos, Obrador desapareció la División de Poderes que consagra la Constitución y en lugar del mandatario que protestó “respetar y hacer respetar la Constitución”, en México ya se instauró una dictadura en la que López ya no es presidente sino el dictador mexicano autoimpuesto.

¿Y qué es una dictadura?

Según el mismo Bobbio, la definición moderna de dictadura establece que se trata “de un régimen autocrático, centrado en la figura de un jefe y en donde prevalece la personalización del poder”.

En pocas palabras, el actual gobierno de López Obrador.

Pero también es cierto que no se vale llamarnos a sorpresa y menos argumentar como muchos lo hacen hoy, en el sentido de que en julio de 2018 era imposible saber las perversas intenciones del dictador López Obrador.

En rigor, aquí y en muchos otros espacios, muchos advertimos de los riesgos de lo que hoy estamos viviendo; documentamos las razones por las que un potencial gobierno de AMLO terminaría en una dictadura.

Y claro, el tiempo, siempre terco, de nuevo nos dio la razón.

Por lo pronto, no hay duda de que la historia colocará a López, a Monreal y a Zaldívar, además de muchos senadores cobardes, como golpistas y en el basurero; el basurero de la historia, claro.

Al tiempo.