Uno no siempre escoge al vecino. A veces ya está, en ocasiones llega, puede ser amable, rijoso o indiferente, fiestero, metiche o solidario. Es un volado, producto del azar. O te adaptas o emigras.
La decisión del electorado de EU favoreció a Donald Trump, dejó en el camino a Kamala, así como a las oportunidades posibles, y tomando la idea de más vale malo conocido que bueno por conocer, escuchó la idea de una época dorada.
No importaron los señalamientos que lo caracterizaron como racista, xenófobo, misógino, machista o de irascible, autoritario e incluso de delincuente convicto. Logró el carro completo.
No podríamos decir que así son los Estados Unidos de América, pero con ese perfil lo han votado; la diversidad, el respeto y la libertad han perdido con la elección presidencial, incluso han ganado los republicanos el control de la Cámara de Representantes, la de Senadores y el Tribunal Supremo.
Los inmigrantes latinos legales, las mujeres, feministas o no, los grupos minoritarios, quienes están en contra del uso de armas, y los que no muestran solidaridad en los excesos, abusos y las guerras, los que defienden la inmigración controlada o una visión multilateralista o los rasgos de la democracia y los valores de la tolerancia, la libertad, el respeto, la confianza, el diálogo y los acuerdos o proyectos de ganar-ganar y un mínimo de seguridad, fueron dejados de lado.
Un Macartismo interno vuelve por sus fueros, prácticas fascistas en donde la fuerza y el poder se impondrán, la ultraderecha blanca retorna amenazadora, para imponer sus abusos en contra de los débiles.
Lo veremos en la forma en que se realinean los intereses más elitistas; la sobrevivencia y el deseo que pase rápido el tiempo, estarán en paralelo al nuevo tipo de gobierno.
México estará en la mira cotidiana, tipificado como un país de delincuentes, con excesos contrarios a los intereses de su vecino, será objeto de desdenes, críticas e intervenciones, más allá de los discursos, con la aplicación de aranceles, políticas duras en materia de seguridad, migrantes, energías limpias y de negocios favorables a las élites estadounidenses. Las batallas internas en México, serán juegos de niños frente al poderoso vecino, lo que pudo ser una ventaja de un gobierno encabezado por una mujer, ahora se nota como adverso, con un vecino que puede ser abusivo, invasivo, malvado y perjudicial.
La irracionalidad política encontró eco en los votantes, los poderosos económicos y con influencia en medios de comunicación y redes sociales impactaron a favor de Trump; el esfuerzo de la oposición no alcanzó para frenar esta avalancha discursiva amenazante, veremos pronto que tan ciertos fueron sus dichos de campaña.
Habrá que sopesar las políticas que vienen y encontrar refugio en la sociedad, en unificar el
Gabinete y generar políticas públicas que respalden a la sociedad o bien, adoptar el nuevo modelo del gobierno de EU y hacer un giro hacia la derecha, para equilibrar la acción de gobierno.
El supuesto es que si el vecino observa que se quema la casa del vecino, le echará más gasolina al fuego. Al fin y al cabo está asegurado.
Vienen cuatro años difíciles, dentro y fuera de EU, de impactos mundiales y, desde luego, de mayor incertidumbre para su vecino más cercano.
Se requerirá inteligencia, astucia y evitar los desencuentros que podrían afectar la fragilidad gubernamental y propiciar mayor intervencionismo y una gran ingobernabilidad.
Los interlocutores deberán aminorar la hegemonía del vecino del norte y establecer rutas para avanzar en la solución de problemas que afectan a ambos, tanto el de la inseguridad, de los migrantes, de los acuerdos comerciales, en donde China, el fentanilo y los que buscan el American way of live, encuentren un espacio que los mantenga vivos y no a la intemperie.
Es posible que el vecino vea como debilidad cualesquier acto de buena voluntad, pero hay que intentarlo.
Las plegarias serán insuficientes, habrá que encontrar fortalezas y buenos aliados, dentro y fuera de la casa, para sobrevivir y alcanzar mayor y mejor desarrollo y seguridad nacionales.
A fortalecer la trinchera en casa.