Ayer comentamos el ataque en contra de la Directora de Comunicación Social del Congreso de Oaxaca, Gisela Ramírez, y del silencio en los medios y la sociedad.
Pero también hablamos del silencio de sus compañeros periodistas y de la poca atención que le prestaron aquellos que toman estos casos como causas propias.
No hemos visto marchas, ni campañas en redes sociales. Nada. Y todo parece indicar que es porque este no es un caso del que puedan sacar raja política las organizaciones en defensa de los derechos a los periodistas y de la libertad de expresión.
Sin embargo, un tema aún más preocupante es que ni los diputados al Congreso de Oaxaca han alzado la voz, o condenado el hecho.
En entrevista para La Otra Opinión, el diputado independiente Jefte Méndez, dijo que es increíble como es que nadie ha hablado del tema.
Y dijo que lo pero es que así sucede con todos los problemas de los oaxaqueños. Los diputados del congreso local parecen más preocupados por temas electorales que por las necesidades de los ciudadanos que los pusieron ahí.
Una vez más, este tipo de delitos reflejan el valemadrismo de la clase política oaxaqueños, pero sobre todo de los diputados del congreso estatal. ¿Hasta cuándo?
