EL ROSTRO DEL DICTADOR

La frase: “Les recuerdo que el Ejecutivo tiene facultad de veto”, es una advertencia que parte del supuesto  de que la oposición le quite a Morena el control de la Cámara de Diputados

El pasado lunes, el presidente Andrés Manuel López Obrador mostró una vez más el rostro del dictador que lleva adentro, al amagar con vetar las decisiones de la Cámara de Diputados que no le gusten si Morena, su partido, pierde la mayoría absoluta en las elecciones del próximo 6 de junio.

Ningún problema habría si el pueblo así lo decide, que si ganan los opositores y tienen mayoría en el Congreso nos van a quitar el presupuesto, no está tan fácil, no es así, que van a quitar los programas sociales porque es populismo, porque es paternalismo, no está tan fácil, nada más les recuerdo que el Ejecutivo tiene facultad de veto”, dijo durante la mañanera.

Y sí, el presidente de la República goza de la facultad de veto. Pero en un régimen democrático esa figura se utiliza solo en casos extremos, cuando el Congreso aprueba alguna ley o algún paquete de reformas que de manera muy evidente atentan contra el interés común.

La frase: “Les recuerdo que el Ejecutivo tiene facultad de veto”, es una advertencia que parte del supuesto –considerado por López Obrador dentro de los escenarios posibles–  de que la oposición le quite a Morena el control de la Cámara de Diputados en las próximas elecciones.

La advertencia lleva implícito el mensaje de que cada vez que la Cámara de Diputados o el Congreso aprueben alguna ley o tomen determinada decisión que no comparta el presidente de la República, éste hará uso de la facultad de veto.

Hacer un uso indiscriminado de la facultad de veto representaría en los hechos nulificar al Poder Legislativo para así gobernar exclusivamente por decretos presidenciales, algo propio de los regímenes dictatoriales.

Ante la eventualidad de perder el control del Congreso, un demócrata estaría pensando en la necesidad de buscar acuerdos con los líderes de la nueva mayoría, para evitar que una parálisis en el gobierno.

Eso han tenido que hacer todos los presidentes de la etapa de la alternancia. Fox, Calderón y Peña Nieto tuvieron que buscar acuerdos y negociar agendas y prioridades con la oposición, pues no contaron con un Congreso a modo.

Incluso Ernesto Zedillo, último de los presidentes del régimen autoritario priista, tuvo que negociar con la oposición para sacar adelante la segunda mitad de su mandato, pues en ese momento el PRI perdió por primera vez en su historia la mayoría absoluta de la Cámara de Diputados.

Pero con su advertencia del pasado lunes, el presidente López Obrador dejó claro que lo suyo no es negociar. Que en su proyecto político no cabe nadie que no sea de Morena y que antes que buscar acuerdos con la oposición, prefiere gobernar solo por decreto.

Te puede interesar | EL INFIERNO OBRADORISTA PARA LOS MIGRANTES

Cuando le conviene, López Obrador hace alusión al “pueblo sabio”. Pero si el próximo 6 de junio el “pueblo sabio” decide emitir un voto de castigo por su mal gobierno y favorece el que haya una nueva mayoría en la Cámara de Diputados, entonces el presidente se pasará por el arco del triunfo esa decisión del “pueblo sabio”.

Si, el pasado lunes se asomó nuevamente el rostro de dictador de López Obrador, como ocurrió cuando amagó con reformar la Constitución si el Poder Judicial invalida su reforma eléctrica. Y como ha ocurrido cuando ataca a los órganos autónomos que le son incómodos, entre ellos el INE.

Para López Obrador, las condiciones ideales para gobernar serían con él como presidente pero sin Congreso opositor, sin Poder Judicial y sin órganos autónomos del Estado.

Los tiranos suelen recurrir a diversas formas de nulificar al Poder Legislativo cuando les estorba. Nicolás Maduro lo hizo al inventarse una “Asamblea Constituyente” afín, que inhabilitó a la Asamblea Nacional dominada por la oposición.

López Obrador nos adelantó hace dos días su idea para nulificar al Poder Legislativo mexicano si Morena pierde la mayoría: aplicar de manera facciosa la facultad de veto.

OFF THE RECORD

LAVALLE PRESO: ¿Y LOZOYA?

El ex senador del PAN, Jorge Luis Lavalle Maury, fue vinculado a proceso penal por la supuesta comisión de varios delitos relacionados con el caso Lozoya.

Lavalle deberá permanecer al menos tres meses en prisión, mientras que su principal acusador, el ex director general de Pemex, Emilio Lozoya Austin, sigue en su casa como si nada.

Una vez lo dijimos: Lozoya haría un embarradero home office.

**RODRIGO MEDINA, EN CAPILLA

Otro personaje que se encuentra en la mira de la justicia es el ex gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina, quien es investigado por la Unidad de Inteligencia Financiera, el brazo ejecutor de la “4-T”.

La UIF ya presentó varias denuncias ante la Fiscalía General de la República que, como hemos observado, utiliza muy poco la autonomía de que goza.

Correo: [email protected]

Twitter: @pepecontreras_m