Fiel a su estilo de aprovechar el timing político del momento, el 17 de octubre del 2018, el entonces presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, ofreció a los migrantes centroamericanos convertir el territorio mexicano en la tierra prometida, en momentos en que las caravanas masivas hacían ver mal al gobierno en retirada del presidente Enrique Peña Nieto.
Ese día, López Obrador prometió otorgar visas y dar empleo a todos los migrantes centroamericanos que ingresaran a nuestro país y aseguró que el 1 de diciembre, en cuanto tomara posesión, daría a conocer el plan correspondiente.
La declaración de López Obrador se dio en el marco de la gran efervescencia que había en el país debido al constante arribo de caravanas de migrantes que unas sí y otras también, daban portazos en nuestra frontera sur y entraban a tropel a territorio nacional.
Pero ya como presidente constitucional, lejos de cumplir su promesa, López Obrador hizo todo lo contrario: desplegó una política de represión que hizo que nuestro país pasara del paraíso prometido a un infierno para los migrantes que buscan llegar a Estados Unidos.
De acuerdo con datos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, durante 2020 las violaciones a los derechos humanos en contra de migrantes centroamericanos se incrementaron hasta alcanzar un 80 por ciento respecto a las registradas en el último año del sexenio de Peña Nieto.
Durante 2018 se recibieron 705 quejas de parte de migrantes por posibles violaciones a sus derechos humanos. Durante 2019, primero del gobierno de López Obrador, el número se incrementó a 831 pero ya para finales del 2020 la cifra se disparó hasta alcanzar mil 274.
Amenazado por quien era presidente de Estados Unidos, Donald Trump, López Obrador aplicó una política migratoria con carácter represivo y punitivo, con la finalidad de contener a los migrantes centroamericanos para evitar que lleguen la frontera norte.
Tristemente, la Guardia Nacional, ese cuerpo militar con disfraz de policía creado por López Obrador, prácticamente se estrenó con los operativos en diversas regiones del país, en especial en las fronteras, para reprimir a los migrantes centroamericanos.
Los medios de comunicación han documentado de manera gráfica y escrita diversas acciones violentas de elementos de la Guardia Nacional –provenientes en su mayoría de la Policía Militar y de la Policía Naval– en contra de migrantes.
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El nombramiento de militares al frente de 18 de las 32 delegaciones estatales del Instituto Nacional de Migración confirma el carácter punitivo de la política migratoria del gobierno de López Obrador.
En junio del 2019, el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó al gobierno mexicano con aplicar un arancel de 5 por ciento a nuestras exportaciones si no había una acción enérgica para contener a los migrantes. López Obrador dio acuse de recibido y desplegó a la Guardia Nacional.
Recientemente, a mediados de marzo, el sucesor de Trump, Joe Biden, ofreció un lote de vacunas anti Covid-19 que literalmente le sobraban a cambio de que el gobierno mexicano reforzara los controles en la frontera sur. López Obrador dio acuse de recibido y envió a nuevos contingentes de la Guardia Nacional.
Y apenas ayer se dio a conocer que México y otros países centroamericanos alcanzaron un acuerdo con Estados Unidos para militarizar aún más las fronteras y así contener los flujos migratorios.
¿Cómo se podría calificar esa actitud sumisa de López Obrador ante el gobierno de Estados Unidos? En la doctrina de la izquierda, a alguien así se le llamaría “entreguista”.
OFF THE RECORD
**OTRO DEFENSOR DE FÉLIX
Ya salió otro defensor de Félix Salgado Macedonio. Se trata del presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, José Luis Vargas, quien afirmó en su cuenta de Twitter que el INE se excedió al cancelarle su registro como candidato de Morena al gobierno de Guerrero.
Apenas en la entrega de ayer expusimos que el TEPJF es el tribunal carnal de López Obrador. La declaración de su presidente lo confirma.
**AUMENTA LA LUZ
La Comisión Federal de Electricidad, ese refugio del señor tenebroso Manuel Bartlett, reconoció que ha habido un incremento en las tarifas para el público en general.
Los funcionarios de la CFE recurrieron al uso de eufemismos para tratar de justificar lo inocultable.
No bajó la gasolina. Tampoco la luz. Ni el gas. Ni…¿le seguimos?
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