El asesinato de los dos sacerdotes de Poza Rica ha servido a la delincuencia para amedrentar y extorsionar a diversas autoridades eclesiásticas con el pago de cuotas que van de cinco mil a 30 mil pesos.
Otras entidades como Veracruz, Puebla, Jalisco, San Luis Potosí, Saltillo, Aguascalientes, Celaya y Colima también han registrado secuestros, extorsiones y llamadas telefónicas por parte del crimen organizado.
La Conferencia del Episcopado Mexicano dijo que este problema existe desde el 2010 y que se le avisó a las autoridades desde hace tiempo pero no hubo seguimiento.
Los sacerdotes que atienden a los migrantes son quienes más han sufrido hostigamiento, secuestros y amenazas de muerte.
Es así como los sacerdotes han aprendido a convivir con el crimen organizado, quien ya tomó la medida a los sacerdotes y aquéllos que dedican su vida a la religión católica.
Cabe agregar que el día de hoy se dio a conocer que cuatro evangelizadores católicos que fueron hallados muertos y con marcas de tortura en Apatzingán, Michoacán. Según se sabe, habían desaparecido desde el pasado sábado.
¿Hasta cuándo los crímenes contra curas?