La corrupción es uno de los problemas que más le cuesta al pueblo mexicano. No sólo por los constantes saqueos al erario público a través de los cuales se enriquecen algunos funcionarios públicos. También porque —al parecer— se requiere de un poderoso y muy bien pagado ejército para combatirla.
De acuerdo con un proyecto presentado a la Cámara de Diputados por el presidenete del senado, Pablo Escudero, el costo de la operación del Sistema Nacional Anticorrupción en 2017 podría ser de 143 millones de pesos.
Y es que al parecer, el Secretario Ejecutivo del Sistema —quien sería el general del “ejército anticorrupción”— podría tener un sueldo de hasta 186 mil pesos mensuales, mientras que sus “subordinados” alcanzarían salarios de entre 100 mil y 25 mil pesos mensuales.
Lo anterior significa que buena parte de los recursos estarían destinados a los honorarios de los “soldados” de la transparencia y la rendición de cuentas. De los 143 millones que contempla el proyecto, 71.9 se asignarían a los gastos operativos del Sistema, como viáticos, compra de mobiliario, arrendamiento y el lanzamiento de la plataforma que concentre la información de la declaración 3 de 3 de los funcionarios públicos.
Ante esto, muchos se preguntan:
¿Serán los sueldos de los miembros del Sistema Nacional Anticorrupción proporcionales a sus méritos o sus labores? ¿O los altos sueldos buscarán prevenir conductas corruptas por parte de los funcionarios? ¿Serán acaso estos altos sueldos uno de los elevados costos de la cultura de la corrupción?
Por otro lado, ¿Qué hay del funcionamiento del Sistema? ¿Tendrá éxito? ¿O será tan inoperante como algunos órganos similares como la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE)? ¿Cómo operará?
Se trata de aspectos que es de suma importancia debatir, aclarar y poner sobre la mesa para echar a andar una iniciativa tan valiosa y tan necesaria para acabar con uno de los problemas que más sangra las finanzas y la calidad de vida del país.
