EL DIVORCIO EN LA RELACIÓN DE PAREJA

DRA. MARÍA ELENA

Se enamoraron y decidieron casarse, tener hijos y fueron felices pero sólo por un tiempo. Ahora las cosas han cambiado, el amor se fue, los conflictos se hicieron presentes y junto con ellos, el divorcio.

Las rupturas matrimoniales o de pareja, son procesos que generan dolor y la sensación de fracaso en los integrantes de la pareja. El dolor también se hace extensivo hacia los hijos y hacia la familia extensa.

Toda separación supone una pérdida a lo que los seres humanos reaccionan experimentando diversas emociones tales como: tristeza, sentimiento de soledad, frustración, enojo, entre muchas otras. Sin embargo cada integrante de la pareja enfrentará de manera diferente el proceso de duelo por la separación. 

Diversos autores identifican cuatro fases en el proceso de divorcio: La primera fase comprende el reconocimiento de la incapacidad para resolver los conflictos de pareja y la aceptación de que la separación es inminente. En esta fase pueden aparecer sentimientos de culpa, aislamiento, depresión y ansiedad.

La segunda fase implica el llegar a acuerdos sobre la repartición de bienes y sobre la custodia de los hijos. En esta etapa pueden surgir sentimientos agresivos, de enojo y de conductas por parte de uno de los integrante con la intención de molestar o agredir al otro.

La separación per se, sería la tercera fase en donde se presenta la elaboración del duelo, la aceptación de las nuevas formas de relación con los hijos, así como la reorganización de la economía familiar, el trabajo, el tiempo libre y las nuevas responsabilidades. Se hace presente la necesidad de establecer un nuevo proyecto de vida.

En la fase 4 se hace patente la aceptación y superación de la separación. En esta fase se logra la reparación de las heridas, el fortalecer la autoestima, el inicio de nuevas relaciones sociales y eventualmente contemplar la posibilidad de una nueva pareja.

Los tiempos en que se viven cada una de las fases del divorcio, va a depender de la aceptación y de la madurez con la que la pareja viva la separación. Si el proceso de duelo se vive de manera adecuada, el dolor puede llegar a superarse en menos tiempo. 

Enfrentar un divorcio no es fácil y menos cuando existen hijos de por medio por lo que resulta conveniente que las parejas que experimentan una separación  puedan acudir a una terapia que los ayude a lograr una separación que resulte menos dolorosa tanto para ellos como para sus hijos y en donde puedan hacer los acuerdos necesarios para que los hijos se desarrollen bien y los padres puedan rehacer su vida.

Por: Psic. Ma. Elena Salazar P.