En el año 2004 el ahora presidente, Andrés Manuel López Obrador, vivió uno de sus episodios políticos más polémicos, cuando el gobierno de Vicente Fox le intentó quitar el fuero por la suspensión de unas obras en un predio llamado El Encino.
En aquel momento, eso pareció una injusticia, que la oposición intentó aprovechar para evitar que fuera candidato del PRD a la presidencia de la República.
Sin embargo, todo salió mal, porque el expresidente Vicente Fox no pudo evitar que López mantuviera su fuero, y que eventualmente fuera candidato del sol azteca; sin dejar de mencionar, que este hecho impulsó su proyecto presidencial y estuvo a punto de ganar las elecciones federales de 2006.
Ya como mandatario del país, el político tabasqueño decidió firmar un memorándum para suspender la Reforma Educativa —aprobada durante el sexenio de Enrique Peña Nieto—, dejando de lado que esto no tuviera un sustento legal, ya que modificar tal iniciativa le corresponde al Congreso de la Unión.
López justificó su decisión diciendo que con ella se busca que los profesores sean reinstalados después de perder sus puestos de trabajo por no aprobar las evaluaciones docentes —o por ser privados de la libertad mientras protestaban en contra de dicha reforma— y que se deje de perseguir a los educandos.
Tal decisión solo muestra que AMLO quiere quedar bien, como sea, con sus aliados de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), sin importarle que la calidad educativa se desplome.
Difícilmente esto pondrá al presidente Obrador como “víctima”—que fue lo que sucedió en 2004—, ahora solo se muestra como un provocador y oportunista, al cual no le interesa respetar la ley, con tal de conseguir sus objetivos y cumplir promesas de campaña.
