El análisis académico de la conflictiva internacional

Columna DE GEOPOLÍTICA: el tic tac del reloj geopolítico
Columna DE GEOPOLÍTICA: el tic tac del reloj geopolítico

Mucho se ha comentado en esta columna, acerca del desarrollo que ha tenido la sociedad global, previo y posterior a la aparición del COVID-19; pues parecía qué sería tan solo un instante en el tiempo-espacio de la humanidad, que determinaría el comportamiento de los Estados y naciones, así como en su momento fue la caída del bloque soviético o el ataque a las Torres Gemelas en Nueva York. Pero no había pasado mucho tiempo, de que la ciencia y tecnología (ante todo occidental) lograra controlar a ese letal virus, cuando la amenaza a estabilidad global se presentó con el ataque artero y alevoso, de Vladimir Putin sobre la soberanía e independencia de Ucrania.

 

Las primeras horas, casi todos los medios de comunicación del mundo estaban atentos a lo que acontecía en territorio ucraniano, se especulaba de la salida del presidente Volodimir Zelenski hacía alguna potencia occidental que le diera refugio a él y a su familia, como a su grupo de colaboradores más cercanos, se realizaron análisis de la estrategia y táctica con la que operaba el ejército rojo, frente a unas fuerzas ucranianas que ya estaban prevenidas de un factible ataque desde diciembre de 2021, a razón de la entrega de análisis de inteligencia por parte del gobierno británico, como lo refirió el propio ex Primer Ministro Boris Johnson.

 

Las horas pasaron y las distintas cadenas de multimedia, llegaba o bien a las fronteras o a la capital Kyiv, para cubrir toda las incidencias, fuera la salida de Zelensky, o bien, el comienzo de la huida de mujeres, ancianos, niños y niñas (medio millón de personas abandonaron sus viviendas, familiares, escuelas y fuentes de empleo para salir del horror de la guerra a través de Polonia, Rumania, Hungría, Eslovaquia y Moldavia). Todo para no vivir en la opresión rusa, tal como todavía algunos, recordaban la era soviética y otros más, por los recuerdos dejados por amigos y familiares de lo que era vivir en la voluntad de Moscú.

 

Pasaron los días, y al que se le considera uno de los tres ejércitos más poderosos del mundo, no parecía tener la victoria cerca, su aparente estrategia de una guerra relámpago apoyada por las fuerzas mercenarias del Grupo Wagner, no rendían los frutos necesarios, por ende, los análisis que se realizaban por especialistas (europeos, estadounidenses y canadienses) en inteligencia y seguridad y defensa, consideraban que la guerra estaba tomando un giro no previsto y era a causa del liderazgo del presidente Zelenski y de una firme doctrina de salvaguardar a la integridad de Ucrania por parte de sus fuerzas armadas.

Y en efecto, la guerra tomo otro rumbo, pues el presidente Zelenski cambio el traje sastre, por pantalón, playera y suéter de campaña, como comandante supremo de sus fuerzas armadas, pero al mismo tiempo, se emprendió una importante labor diplomática, en la persona de Dmytro Kuleba, cuyo trabajo de establecer los debidos canales de acción política con los países de la OTAN y de la Unión Europea, comenzaron a rendir frutos con un firme respaldo que se consolido día a día. El presidente Emanuel Macron, llevo también, una tarea frenética para darle el debido espacio a la negociación diplomática, el presidente Joseph Biden concreto el fortalecimiento de la OTAN, el ex premier británico Boris Johnson, asumió un compromiso de apoyo en materia de inteligencia y que decir de Ursula Gertrud von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, que enfatizo el compromiso de Europa en salvaguardar su integridad a través de apoyo irrestricto a Ucrania.

 

Han pasado casi 16 meses de una guerra de desgaste para cada de las partes involucradas, Ucrania busca mantener, en las zonas donde la guerra no ha llegado, la estabilidad para seguir generando riqueza, como es su producción de trigo, generando los ingresos necesarios, ante una situación de una guerra no deseada, pero también, por parte de las naciones europeas, cuyas economías, que venían saliendo de la crisis de la pandemia, tuvieron un duro golpe en sus políticas de crecimiento; y que decir de los propios EEUU, en dónde el presidente Biden tuvo que realizar importantes esfuerzos de una hábil negociación al interior de su país, para dotar a Ucrania, de todos los mecanismos posibles para acceder a diversos financiamientos, para la obtención del equipamiento y arsenal necesario para afrontar a un duro rival.

 

Todas estas acciones, tuvieron diversos respaldos, ya fuera en Naciones Unidas por medio de la Asamblea General, de condenar la acción de la Federación Rusa, pero también, de las acciones impuestas por el G7 y G20 y otros organismos multilaterales para lograr cercar las capacidades económicas, comerciales y financieras de Moscú y lograr bloquear lo más posible su disponibilidad operativa y así, socavar su factible triunfo sobre ucrania.

 

¿Pero que ha dejado la guerra en el aspecto académico?, por un lado se han ido celebrando una diversidad de foros, simposios, conversatorios, cado uno de ellos para entender a la guerra de Putin sobre Ucrania desde, los campos del poder (político, económico, social y militar). En cada uno de estos se busca definir cuáles son las implicaciones para las cadenas de valor, como repercute en los precios del petróleo, como influye en el cambio climático, asimismo, sus alcances psicológicos, como también, para el arte de la diplomacia y que decir, para el desarrollo de la ciencia y tecnología en sus diversas facetas, sin dejar de lado, a la teorización en materia de seguridad y defensa.

Si los temas son diversos, lo es de igual manera, la conexión que esta guerra tiene para la aplicación de la democracia, justo en un momento, en dónde prevalecen diversas críticas a su aplicación y a sus bondades, anteponiéndose en ello, el populismo. Como establece muy bien, Francis Fukuyama, el desencanto hacia las teorías del liberalismo que venían siendo aplicadas en los últimas tres décadas; es precisamente en su última obra: El liberalismo y sus desencantos. Cómo defender y salvaguardar nuestras democracias liberales, en dónde realiza una interesante reflexión de cómo el liberalismo con todo y sus errores, es aplicado tanto por aquellos que observan la democracia, como aquellos que la rechazan a favor de las acciones populistas y autoritarias.

 

Si Fukuyama busca opciones de aplicación para el pensamiento liberal y que sea parte importante de la vida de las naciones occidentales y democráticas, Peter Trubowitz y Brian Burgoon, escribieron Geopolitics & democracy. The western liberal order from foundation to fracture, en dónde consolidaron un importante análisis de la democracia, pero desde el entendimiento del método geopolítico, que permite, tras su lectura, comprender aún más efectos como los que la guerra esta teniendo en nuestros días y es el hecho que la convivencia de las naciones está destinada a la confrontación a partir de una Guerra Fría 2.0. Esto se puede observar en las voces que anuncian el fin de las políticas occidentales a través del G7 y del G 20, siendo bienvenidos modelos de integración alternos como los BRICS, pero lo cierto, es que aquellas naciones que son parte de las viejas estructuras de poder no cederán, tan fácil sus capacidades de control.

 

El tablero mundial, día a día, va dejando nuevas enseñanzas para revalorar la teoría, el método y la doctrina de la guerra (y por ende de la seguridad y la defensa), pues en lo que se consideraba el manual de una guerra ganada por Rusia, las acciones de Ucrania han demostrado, que los Estados, las naciones y sus gobiernos, deben de enfocarse a nuevos planteamientos del pensamiento de la gran estrategia para la seguridad y defensa de una nación en el siglo XXI.

 

Mientras tanto en Palacio Nacional, la danza de las corcholatas se mantiene intensa, se desacatan los pronunciamientos del Tribunal Electoral, se ataca a la Presidenta de la Suprema Corte de Justicia, con toda la fuerza del poder político, pero también, se hacen desplantes de soberbia al interior de la OEA y se llega a la confrontación política con el gobierno de Perú o de Barbados, aunado a una oposición que no tiene rumbo ni liderazgo, son tiempos aciagos, en donde no se ha valorado el valor supremo de la democracia y del destino que México debe tener.