El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) sufrió una asfixia presupuestal durante el primer año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que impactó en la atención a derechohabientes y dejó a la institución debilitada ante la crisis sanitaria por COVID-19.
De acuerdo con datos organizados por Animal Político, el 2019 fue el peor de los últimos cuatro años en prácticamente todos los servicios que ofrece el Instituto.
Entre los índices más afectados se encuentran la detección de enfermedades, particularmente diabetes e hipertensión; diagnóstico de padecimientos graves, como el cáncer mamario y cérvico uterino; y las acciones de prevención en los módulos PREVENIMSS.
Aunado a esto, según refiere el medio, se aplicaron 2.8 millones menos de vacunas contra enfermedades como influenza, sarampión y paperas, entre otras.
Asimismo, la repartición de anticonceptivos cayó 2 millones y aumentó el número de personas que, a pesar de recibir atención, salió con sus medicamentos incompletos. En cuanto a infraestructura, los datos apuntan a que hubo retrasos en el gasto en equipamiento médico y obras de 39 hospitales.
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Por otra parte, se identificó que durante el primer año del gobierno actual la contratación de personal médico disminuyó. En 2019, el IMSS contaba con 1.43 médicos por cada 1,000 habitantes, mientras que la recomendación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCEDE) recomienda mantener 3.4.
Si esta tasa se compara con 2017 y 2018, el resultado es que fue menor, pues en ambos años se registró una disponibilidad de 1.55 médicos por cada 1,000 habitantes, de acuerdo con los datos sobre la situación financiera del Instituto recopilados por Animal Político. En 2016 la tasa fue de 1.60 y en 2015 de 1.89.
Adicionalmente, se identificó una disminución en la contratación de personal médico por honorarios. Por este esquema, el IMSS solicitó los servicios de 2,373 personas, casi 1,000 menos que en 2018.
SG
