¡DE QUE LA PERRA ES BRAVA, HASTA A LOS DE CASA MUERDE!

Dice la sabiduría popular: “De que la perra es brava, hasta a los de casa muerde”.

El viejo refrán se refiere, como saben, al maltrato que suelen dar los malagradecidos a quienes los ayudaron a tal o cual causa y que, al final, terminan apaleados por aquellos, una vez que alcanzaron sus objetivos.

En pocas palabras, retrata al malagradecido, al que paga con golpes y desprecios la ayuda recibida. Y, en el caso que nos ocupa, retrata al presidente Obrador.

Por eso, la joya de la sabiduría popular viene como anillo al dedo a la escandalera que provocó el presidente al difundir una tramposa y vengativa lista de supuestos “periodistas chayoteros” y en la que metió no sólo a sus críticos –lo cual resulta de sentido común–, sino que, malagradecido Obrador también incluyó a algunos de sus aliados de toda la vida.

Y, en respuesta al maltrato, apenas en la mañanera de ayer martes, el periodista Ricardo Rocha encaró al presidente, a quien recordó su filia “lopista” de larga data y hasta le dijo que es tal el aprecio al presidente que el nieto del informador lleva el nombre de Andrés.

En pocas palabras, Rocha se quejó de la golpiza mediática y política, con información poco seria, al meterlo en una lista en la que no debió aparecer ya que siempre fue aliado de AMLO.

En realidad el de Ricardo Rocha es el segundo caso en el que aplica, como anillo al dedo, la parodia que alude al presidente malagradecido.

El primer caso es el de Federico Arreola, epítome del oportunismo, que pasó de incondicional de Colosio, de Fox y luego incondicional de Obrador y que hoy también fue exhibido como uno de los más beneficiados de contratos publicitarios del gobierno de Peña Nieto.

Federico Arreola es propietario –junto con Televisa–, del exitoso portal de noticias “El Sendero del Peje” SDP, cuyo perfil precisamente lo muestra como instrumento privilegiado de la propaganda lopista.

Por eso, cuando Arreola apareció en la “lista de marras”, como “uno de los mayores chayoteros” del gobierno de Peña, monto en cólera y despotricó no solo contra el presidente Obrador –al que entre dientes y entre líneas calificó como malagradecido–, sino contra el vocero presidencial, Jesús Ramírez al que calificó de “mediocre” y lo acusa de estar detrás del descrédito en su contra y de otros aliados del presidente Obrador.

Lo cierto es que Federico Arreola recibió una sopa de su propio chocolate. Y es que “Quico” –como lo motejan en el gremio periodístico por sus reiterados berrinches–, se dice difamado, calumniado y traicionado por las guerras palaciegas, cuando él es maestro de la difamación, la calumnia y la traición.

Hoy Arreola lloriquea por los rincones –como la muñeca fea–, en un verdadero tour de medios en el que, además, despotrica contra Milenio –la casa que lo vio nacer–, para que el presidente le haga caso y para que, en pago a la traición, le den “el hueso” de vocero presidencial; puesto que ha sido su sueño de toda la vida.

Pero el tema de fondo, la verdadera preocupación para los ciudadanos no deben ser las peleas entre cortesanos de Obrador, quienes utilizan los medios y su respectiva influencia para lavar sus culpas.

No, el problema de fondo es que Rocha y Arreola retratan, de cuerpo completo, a un presidente y a un gobierno en los que nadie puede confiar.

Y uno de los mayores ejemplos de la traición de la que es capaz el gobierno federal y el propio presidente, es la cancelación del NAIM.

¿Recuerdan cuando Obrador prometió que los empresarios podían seguir con la construcción del aeropuerto; recuerdan que hizo la promesa en un encuentro público con hombres de empresa, y recuerdan que el jefe de uno de los mayores corporativos de empresa le dijo “nos vamos, presidente, con la promesa de que podremos seguir con el aeropuerto”?

¿Qué hizo el presidente semanas después? En efecto, traicionó la confianza de los empresarios y de todos los mexicanos.

Pero hay más. ¿Recuerdan cuando dijo que “primero los pobres”, cuando dijo que “militares a los cuarteles”, cuando dijo que “acabaría la violencia…”?

En todos los casos AMLO mintió y traicionó a los 30 millones que lo votaron. Y esa traición, es una traición a la patria y no debe ser tolerada.

¿A dónde va la democracia mexicana con un presidente sin palabra?

Al tiempo.