DE NIÑERA A SÚPER POLICÍA

Cuando Rosa Icela Rodríguez Velázquez era reportera del diario La Jornada, en ocasiones se daba su tiempo para cuidar a los hijos de Andrés Manuel López Obrador, debido a que su primera esposa, Rocío Beltrán Medina, estaba dedicada de salud.

Fue así como Rosa Icela de vinculó en forma estrecha con el entonces dirigente nacional del PRD, que empezaba a quitarle el control y el liderazgo moral de este partido a su principal fundador, Cuauhtémoc Cárdenas.

Gracias a esa relación cercana, en 1997 Rosa Icela Rodríguez brincó de su chamba de reportera a su primer cargo público: Coordinadora General de Comunicación Social de la  Asamblea Legislativa del Distrito Federal, en momentos en que el PRD había borrado al PRI del mapa político de la capital.

Desde entonces no ha dejado de ocupar cargos públicos. Cuando López Obrador ganó la Jefatura de Gobierno del DF la nombró directora general de Participación Ciudadana y luego  directora general de Concertación Política y Atención Social.

Luego se la heredó a su sucesor, Marcelo Ebrard, quien la nombró coordinadora del gabinete de Gobierno, Seguridad y Procuración de Justicia, cargo del que pasó a la Dirección General del Instituto para la Atención de los Adultos Mayores.

Se terminó el sexenio de Ebrard pero Rosa Icela sobrevivió al siguiente, ya que Miguel Angel Mancera la nombró como secretaria de Desarrollo Social. A la mitad de esa administración, Mancera  la convirtió en titular de la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades.

Rosa Icela sobrepasó un sexenio más y empezó el de la actual jefa de Gobierno, Claudia Sheibaum, en el muy relevante cargo de secretaria general de Gobierno, nada menos que la segunda de a bordo.

Solo por la gran cercanía que tiene con Andrés Manuel, Rosa Icela pudo formar parte de los gabinetes de cuatro jefes de Gobierno consecutivos. Y solo por esa cercanía pudo brincar de la capital a un cargo tan importante como lo es la Coordinación General de Puertos y Marina Mercante, apenas el pasado 27 de julio.

Y cuando Rosa Icela aún no había terminado de abrir la puerta de su despacho, ya tenía encima otra encomienda de López Obrador: la cereza del pastel en lo que va de su carrera como servidora pública y al mismo tiempo el premio de la rifa del tigre: la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana del gobierno federal.

Quienes la conocen aseguran que Rosa Icela es una persona muy trabajadora y muy eficaz. Quizá lo sea. Pero aún si lo fuera, eso no sería suficiente para que pudiera estar al frente de la dependencia encargada de generar las condiciones de seguridad pública que exige la sociedad mexicana.

En su larga trayectoria antes descrita no aparece ninguna experiencia relacionada con seguridad pública o que le hubiera servido para conocer la forma en que operan los cárteles del crimen organizado.

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Lo más cercano que ha realizado en esta materia es estar a la cabeza de las 70 coordinaciones territoriales de seguridad creadas en la capital durante el gobierno de Marcelo Ebrard, lo que parece insuficiente como para enfrentar el reto de encabezar la Secretaría de Seguridad a nivel federal.

Si se concreta el nombramiento, lo más seguro es que Rosa Icela, por muchas ganas que le eche, sea nulificada por los mandos militares que, al amparo del presidente, son los que en realidad llevan la voz cante en materia de seguridad. 

Durante 20 años, López Obrador logró mantener vigente a Rosa Icela en cuatro distintas administraciones capitalinas. Pero ahora, con lo que está a punto de encargarle, la está mandando directo a la hoguera.

OFF THE RECORD

**LA CORTE DEL PRESIDENTE

Al participar en el XII Encuentro Universitario con el Poder Judicial de la Federación, que concluyó el pasado viernes, el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, dijo algo insólito: hizo un llamado a defender la autonomía del Poder Judicial.

Por supuesto que más de un estudiante universitario levantó las cejas, pues de inmediato recordaron el papelazo que hizo la SCJN hace unas semanas, cuando se dobló ante el presidente de la República por el tema de la consulta sobre ex gobernantes.

La incongruencia del ministro Zaldívar fue tal, que su discurso no fue incluido en el comunicado oficial en el que se habló del evento.

**OTRO PERIODISTA ASESINADO

Mientras el presidente de la República y el gobernador de Chihuahua se pelean por el reparto de recursos, el pasado jueves fue asesinado en Ciudad Juárez el periodista Arturo Alba Medina, conductor de Telediario.

Si el gobierno federal y el estatal no se pueden poner de acuerdo en cuestiones fiscales y presupuestales, ojalá hagan un esfuerzo de coordinación para evitar esclarecer el homicidio y prevenir nuevos ataques de este tipo.

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