De como la justicia no es ciega ni justa

José León Sánchez, de origen costarricense, escribió mientras estaba en la cárcel su novela La Isla de los Hombres Solos donde relata la historia de un hombre que, acusado injustamente de asesinato, debe pasar 30 años en la prisión de la Isla San Lucas, en Costa Rica, donde padece un trato inhumano que lo orilla a preferir la muerte antes que la vida en ese lugar.

El protagonista de la narración es el mismo autor, quien vivió en carne propia los hechos que relata en las páginas de su libro.

De acuerdo con la obra, éste fue torturado hasta que se declaró culpable por un crimen que no cometió, que además de una condena, lo hizo merecedor del apodo: “El Monstruo de la Basílica”.

De esta forma, nos enteramos cómo opera una cárcel donde los reos sufren las peores atrocidades a manos de los custodios, principalmente, y al mismo tiempo se hacen evidentes las deficiencias del sistema penitenciario de Costa Rica.

Por desgracia, casos como el de José León son comunes, y no sólo en aquella nación, también en México.

Por ejemplo, el líder de la Sección 22 de la CNTE, Rubén Núñez, y el secretario de la misma organización, Francisco Villalobos, fueron liberados esta mañana, luego de pagar una fianza que en total suma 190 mil pesos.

Los líderes de la Coordinadora fueron acusados de lavado de dinero; sin embargo, no estuvieron ni tres meses en prisión.

Es así como queda en evidencia que la justicia no es ciega ni en México, ni en Costa Rica, pues mientras los delincuentes como Núñez o Villalobos son tratados con privilegios, inocentes como José León son acusados sin consideraciones.

En la novela, La Isla de los Hombres Solos, destaca el sufrimiento de una persona que sabiéndose inocente, debe aceptar una culpa ajena.

En el caso de los líderes magisteriales, los dos hombres siendo culpables, se hacen pasar por inocentes y hoy andan como si nada. Lamentable, ¿o no?