Cuatro mitos que AMLO derrumbó en la elección presidencial

A pesar de la avasalladora ventaja de AMLO en prácticamente todas las encuestas; de las fallidas estrategias de campaña de sus contrincantes; y del evidente rechazo de la ciudadanía a los gobiernos priistas y panistas, hubo quienes insistieron hasta el último día de las campañas en que la elección no estaba resuelta.

Sin embargo, los resultados de la jornada de este 1 de julio demostraron que desde hace algunas semanas las tendencias a favor de López Obrador eran irreversibles, y que quienes afirmaban lo contrario lo hacían más desde el autoengaño, con base en mitos y supuestos, y no en argumentos objetivos.

Y es que con la victoria aplastante de López Obrador en la elección presidencial, al menos cuatro de las premisas para vaticinar la derrota del tabasqueño –basándose en las experiencias de 2006 y 2012– se derrumbaron estrepitosamente.

1.- El “techo” de López Obrador

“AMLO tiene un número muy estable, pero es su techo”, dijo el 25 de enero el líder del PAN, Damián Zepeda, en una entrevista radiofónica al pronosticar que López Obrador se estancaría en las preferencias y Ricardo Anaya seguiría creciendo.

Casi dos meses después, el 21 de marzo, el periodista Jorge Fernández Menéndez escribió: “Morena y López Obrador siguen teniendo entre 30 y 33 por ciento de las posibilidades de voto: su techo y su piso siguen siendo casi los mismos”, en referencia a las elecciones de 2006 y 2012. Y agregó: “cerca del 70 por ciento de los electores no apoyan su candidatura”.   

La realidad fue diferente. El rechazo por el PRI y por el PAN pesó más que los negativos acumulados por AMLO, y el tabasqueño alcanzó una votación de 53 por ciento.

2.- El norte, adverso a AMLO

Otro de los argumentos empleados para asegurar que el tabasqueño se estancaría en las preferencias fue el supuesto rechazo hacia su figura en algunos estados, sobre todo del norte del país. Mucho se dijo que tanto en 2006 como en 2012 el tabasqueño quedó en tercer lugar en entidades como Coahuila, Chihuahua, Durango, Nuevo León, SLP y Guanajuato, entre otros que posiblemente le volverían a serle adversos en 2018.

Sin embargo, López Obrador ganó en 31 de las 32 entidades federativas del país. Sólo en Guanajuato no fue el candidato más votado.

3.- Estructura mata encuestas

Sin duda el PRI sigue siendo el partido con mayor estructura a nivel nacional. Con ese argumento, el ex gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, aseguró el pasado 7 de junio que “estructura mata encuestas”, y pronosticó un triunfo de su partido en los comicios.

Pero aparentemente la estructura del tricolor terminó haciendo una campaña de “brazos caídos” por un candidato externo que nunca sintió como suyo.

AMLO superó al PRI en todos y cada uno de los estados, a pesar de la poderosa estructura tricolor.

4.- Las encuestas se equivocan

Ante la ventaja de AMLO en las encuestas, sus críticos y contrincantes repitieron en numerosas ocasiones que las encuestas se equivocaron en la elección presidencial de Estados Unidos, en el Brexit y en el plebiscito de Colombia.

Sin embargo, hubo dos encuestas sumamente precisas: la de Reforma, que en su última medición otorgó a AMLO 52 por ciento de las preferencias, y la de El financiero, que le dio 54 por ciento. El morenista obtuvo 53 por ciento de los votos.

De modo que los resultados de este proceso electoral también representan una reivindicación para las encuestas con una metodología seria.