El crimen organizado no fue mermado con la pandemia del coronavirus, sino lo dividió en pequeños fragmentos que luchan entre sí por el control del territorio.
Así lo señaló el estudio ‘Crimen Organizado y Violencia en México. Reporte Especial 2021’, elaborado por el Departamento de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad de San Diego.
En el documento se explica que los cárteles del narcotráfico y grupos criminales reaccionaron más rápido a la crisis sanitaria que el Gobierno Federal.
Para ello, aprovecharon las necesidades y la ausencia del Estado mexicano en varias comunidades para dar respuesta a la emergencia.
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“El Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) aprovechó el vacío dejado por el Gobierno Federal a intervino para ayudar a las comunidades afectadas por la pandemia (…) En la comunidad de El Alcihuatl, su líder encargó la construcción de un hospital privado para él, su equipo de seguridad y los habitantes locales”, explica.
Otro ejemplo, se señala como el Cártel de Sinaloa entregó despensas y en algunos casos imprimieron la imagen del Joaquín “El Chapo” Guzmán para dejar en claro de parte de quién provenía el apoyo.
Por último, la Universidad de San Diego señala en su documentos que los grupos del crimen organizado mexicanos están entrando en el vacío creado por la incapacidad del estado para brindar seguridad y asistencia básicas a las poblaciones marginadas, actuando como defensores públicos.
“Al proporcionar kits de COVID-19 y hacer valer su presencia en las comunidades locales, los grupos del crimen organizado en México esperaban obtener apoyo local en áreas donde no tenían un fuerte control”, expuso.
Con información de Infobae y El Mañana de Reynosa
MSA
