Cada vez es más evidente que el principal objetivo de la CNTE en la negociación con la secretaría de Gobernación no es el de las “inconsistencias pedagógicas” de la reforma educativa. Tampoco se relaciona con sus prerrogativas laborales, ni con su oposición a los mecanismos de evaluación. El verdadero objetivo del magisterio disidente es el chantaje y la presión ejercida mediante movilizaciones, bloqueos y desmanes.
Sin embargo, la noche del jueves, la asamblea de la sección 7 de la CNTE dio a conocer que este viernes levantará los 8 bloqueos que mantienen en el Estado de Chiapas. ¿Cómo interpretar esta medida?
Al retirar los bloqueos de carreteras y puentes –que obstruían la frontera con Guatemala y dificultaban el suministro de Gasolina– la Coordinadora repliega uno de sus principales instrumentos de presión. Pero puede volverlo a utilizar cuando quiera apretar de nuevo al gobierno.
La coordinadora quiere hacer pasar dicha acción como una muestra de su disposición a negociar, luego de que el 6 de julio se pactó una reunión –para el próximo lunes– entre integrantes del magisterio disidente y la Segob. Sin embargo, la CNTE no se desmovilizará en Chiapas. Los integrantes de la sección 7 se concentrarán en un plantón masivo en Tuxtla Gutiérrez para reorganizarse.
El vocero de la CNTE, Pedro Gómez Bahamaca advirtió que de no darse “respuestas positivas a los planteamientos del magisterio”, es posible que el movimiento entre en una fase de confrontación más intensa.
Visto así, el levantamiento de los bloqueos luce como una concesión momentánea mientras se desarrolla la negociación. Con esta medida, la CNTE pretende darle “atole con el dedo” a Segob. Mientras, la amenaza sigue latente. ¿Podrá evitar el gobierno ser chantajeado una vez más?
