En los últimos 12 años el terco Andrés Manuel López Obrador ha tenido tiempo suficiente para refinar su discurso lleno de promesas ilusas y demagogia. Discurso con el que busca captar la mayor cantidad de apoyos posibles en su tercer intento de llegar a la Presidencia.
Este viernes, el propietario de Morena participó en la Convención Bancaria en Acapulco, donde intentó embelesar a banqueros con su “divina palabra” para así ganar su confianza y que apoyen su candidatura.
El presidenciable afirmó ante los asistentes que, en caso de llegar a Los Pinos: “no vamos a afectar la banca en nada, les pido que tengan confianza”.
Es importante recordar que AMLO es un declarado enemigo de las privatizaciones y ha acusado hasta el cansancio a la “mafia del poder” de privatizar la banca, la telefonía, el petróleo y las costas.
Con los acostumbrados destellos autoritarios que muestra AMLO, comparables a las de dictadores latinoamericanos, y su profundo resentimiento con la clase política a la que se opone, se estimulan fuertes sospechas de que “El Peje” será incapaz de cumplir su promesa de cero expropiaciones.
Hugo Chávez, por ejemplo, antes de ser elegido presidente hizo una promesa similar a la que hace ahora el llamado “mesías tropical”, y cuando llegó al poder hizo exactamente lo contrario.
El desaparecido dictador venezolano declaró en 1998, en una entrevista concedida al presentador Jorge Ramos, que no tenía intenciones de nacionalizar los canales de televisión y afirmó que éstos debían continuar como privados.
Pero cuando llegó a la presidencia, Chávez no sólo expropió la cadena televisiva Globovisión, sino también otras mil 168 compañías, entre las que se encuentran empresas de la construcción, agroindustriales, petroleras, alimentarias y farmacéuticas.
Las similitudes entre López Obrador y Hugo Chávez son innegables y cada vez más abundantes, situación que debería tenerse en cuenta a la hora de votar el próximo 1 de julio, para así prevenir una crisis como la que padece el pueblo venezolano.
