CLASES, PARA ESCONDER LA DERROTA

Morena y AMLO huelen la derrota. Quizá por eso programaron el regreso a clases precisamente el día después de la jornada electoral

A alguna cabeza pensante dentro de la autodenominada “Cuarta Transformación” se le ocurrió fijar como fecha para el regreso a clases presenciales en la Ciudad de México el 7 de junio, precisamente un día después de la jornada electoral del próximo domingo.

Pero otras cabezas también pensantes creen que detrás de esta decisión podría haber una doble intención: desincentivar la participación de los votantes el día de la jornada –muchos quizá prefieran ocupar el domingo 6 en los preparativos para el regreso a clases que en ir a votar–  y minimizar el lunes los efectos mediáticos de la derrota que sufrirá Morena en las urnas.

¿Por qué querría el gobierno desincentivar el voto el domingo? Porque cuando los niveles de abstencionismo en jornadas electorales son elevados, el partido beneficiado es el que está en el poder, pues es el que tiene el mayor voto duro.

Morena es el rival a vencer el próximo 6 de junio. Pero para derrotarlo es indispensable que la gente salga a votar masivamente por opciones distintas al partido en el gobierno.

Si la participación es baja, se facilitará la labor de operación electoral de Morena, que el día de la jornada hará hasta lo imposible para movilizar a sus tropas y acarrear el mayor número de votantes a su favor.

En el cuarto de guerra de Morena quisieran que las elecciones se realizaran ya, para no caer más en la intención de voto. Y es que cada día que pasa crece la animadversión de los votantes hacia ese partido y todo lo que se relaciones con la “4-T”.

Esta animadversión se ve reflejada en las más recientes encuestas, que hablan de que en Zacatecas y Tlaxcala, dos estados que Morena ya consideraba como amarrados, la competencia se está cerrando y se acerca al empate técnico.

Ni qué decir de la Ciudad de México, en donde se espera que Morena sufra un severo golpe electoral derivado de la tragedia de la Línea 12 del Metro.

Un análisis de la bancada de Morena en el Senado señala que Morena solo contempla ganar ocho de los 15 estados en donde habrá elección de gobernador. De confirmarse esta expectativa, sería una derrota, pues al inicio del proceso el partido en el poder confiaba en que ganaría por lo menos 11 estados.

Pero el análisis de Morena en el Senado se queda un poco corto; estados que ya veía este partido como seguros se han cerrado en los últimos días, como Sonora, en donde la encuesta de El Universal publicada ayer registra un empate técnico entre el morenista Alfonso Durazo y el priista Ernesto Gándara.

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Adicionalmente, todas las encuestas realizadas en el último mes hablan de que Morena perderá la mayoría absoluta que ahora tiene en la Cámara de Diputados.

Morena y su principal líder político, Andrés Manuel López Obrador, huelen la derrota. Quizá por eso programaron el regreso a clases precisamente el día después de la jornada electoral.

El 7 de junio se hablará en los medios y en muchos círculos políticos y sociales del resultado de las elecciones, pero también ese día, todos los medios digitales, estaciones de radio y de televisión estarán saturados de crónicas, historias e imágenes del regreso a clases. Y el efecto mediático de la caída de Morena será menor. O eso es lo que creen algunos creativos de la “4-T”.

OFF THE RECORD

**HIJA DE SU…TÍA

La candidata a diputada local de la Ciudad de México por Morena, Anthea Sansores, no niega la cruz de su parroquia.

Ayer, la joven aspirante le mentó la madre y llamó “tarada” a la senadora Lilly Téllez, quien se ha convertido en una acérrima crítica del obradorismo.

Como lo anuncia su apellido, Anthea es sobrina de la candidata de Morena al gobierno de Campeche, Layda Sansores, quien no se ha caracterizado precisamente por su decencia.

Hija de tía, pintita.

**SECRETOS DE LOTERÍA

Más de uno debe estar preocupado por el secuestro de la información de la Lotería Nacional que llevó a cabo un grupo de hackers.

Entre la información que está en poder de los ciberdelincuentes podría haber contratos, facturas, datos no revelados de la falsa rifa del avión presidencial y, según los secuestradores, hasta pruebas sobre casos de abuso sexual.

¿Qué pasaría si los ciberdelincuentes decidieran hacer público lo que tienen?

¡¡¡Lotería!!!

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