CANAL 11, SU DECADENCIA CON LA CUARTA TRANSFORMACIÓN

José Alberto Márquez Salazar

José Alberto Márquez Salazar

La democracia tiene soportes para no trastabillar y mantener sus propósitos. Uno de ellos es la libertad de expresión y la libre manifestación de las ideas. Éstas siempre son una tentación para los gobiernos autoritarios.

Existen diversas formas a través de las cuales los gobiernos autoritarios, especialmente, intentan mantener un control sobre lo que se escribe, discute, analiza o informa a través de los medios de comunicación y redes sociales.

Durante los últimos cinco años hemos visto algunas formas en las que el gobierno de la República y la cuarta Transformación construyen su narrativa y buscan uniformar la discusión pública y, en algunos casos, censurar y silenciar las opiniones contrarias.

Una de las formas es el acoso e intimidación que desde el gobierno de la República se ejerce en contra de los críticos al gobierno. Desde ahí se cuestiona, ofende, “evidencia” y contradice a los que no están a favor. En el ejercicio matutino no se discute abiertamente con los analistas, comentaristas o expertos; desde el inicio de las alocuciones, el presidente de la República adjetiva a sus críticos y los ubica como enemigos del pueblo del que él es aliado.

Otra forma de buscar unificar criterios es el abordaje de las instituciones que generan voz pública, sean privadas o públicas. Por ejemplo, un caso es el de la Agencia de Noticias del Estado Mexicano, antes Agencia  Mexicana de Noticias (Notimex). Desde la llegada del gobierno de la Cuarta Transformación y la designación de la periodista San Juana Martínez como titular de la institución los trabajadores tuvieron enfrentamientos con ésta y la institución dejó de funcionar.

Notimex nació en 1968, durante el periodo de dominio del Partido Revolucionario Institucional (PRI), con el propósito de fortalecer la comunicación durante los Juegos Olímpicos de 1968. Y si bien, el PRI también buscó controlar la información en el país, la institución fue un auxiliar fundamental para muchos medios de comunicación que no contaban con corresponsalías en el extranjero o en los estados de la República.

Luego del 2018 y después de varios años de confrontación entre el sindicato de Notimex con la periodista Martínez, la institución se fue quebrando hasta que, desde el Congreso de la Unión se decretó su desaparición.

La desaparición de Notimex es lamentable para la vida pública en México, pero, si algo podemos celebrar, es que la institución no siguió el camino de convertirse en un instrumento de propaganda hasta llegar a vivir momentos vergonzosos como los que vemos ocurren en el canal del Instituto Politécnico Nacional, el Canal Once.

El primer intento de una transmisión de televisión en México fue en 1945, pero no fue sino hasta el 27 de julio de 1950 cuando se iniciaron las primeras transmisiones por medio de la señal del canal XHTV-Canal 4. En éste mismo, el 1º. de septiembre de 1951, los mexicanos vieron la transmisión del Cuarto Informe de Gobierno del presidente Miguel Alemán Valdés.

Nueve años después, el 2 de marzo de 1959, el Instituto Politécnico Nacional inauguró su canal Once con el propósito de difundir la cultura en México y, especialmente, impulsar las actividades de la institución. La consolidación de este canal fue en 1969 cuando se instaló en el Cerro del Chiquihuite una antena que le permitió a la televisora un mayor alcance nacional.

Estamos a punto de que el Canal Once cumpla 55 años de vida y lo que está haciendo la Cuarta Transformación de él, es vergonzoso.

Hace unos cuantos días, en el Canal Once se transmitió la primera emisión del programa Respondes o resbalas, conducido por las/os periodistas Edy Smol, Daniela Cordero (esposa del Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres), Yazmín Jalil y el monero Rapé. En dicha transmisión, fue invitada la ex fiscal de la Ciudad de México, Ernestina Godoy y para ponerle ambiente bailaron un “jarabe zapateado”.

Amén de comprobar que la ex fiscal carece de talento para bailar, lo que vimos en televisión es la aceleración de la decadencia del sistema público de televisión nacional. No, no es por la lamentable producción de un programa conducido por Edy Smol, que no compite con las cadenas comerciales de televisión. Se trata de otra cosa: de la apropiación de un canal que tuvo prestigio y que ahora es un elemento más de propaganda institucional.

El canal 11 tuvo una de las más interesantes propuestas de programas infantiles (recordar 31 minutos, por ejemplo) y de de alto interés social (Aquí nos tocó vivir, Diálogos en Confianza), ahora, a cada hora, transmite propaganda oficial y destina los esfuerzos a aplaudir al presidente de la República.

¿El canal Once mantiene contenido de la comunidad politécnica? Por ejemplo, el sábado, para las actividades de la institución politécnica solamente se destinan una hora y media (Huelum, Guinda y Blanco y el concierto de la OSIPN). Sin embargo, hay tiempo para las actividades de instituciones como el Senado de la República, la Secretaria de Gobernación y el Instituto de la Mujer.

Cada día se ocupa una hora al ¿análisis? de la mañanera (Mañanera 360) y 3 horas y media al noticiero matutino donde la conferencia del presidente de la República está presente.

Al margen de la calidad o no de un comunicador como Edy Smol, el Canal Once debería respondernos, si es una institución pública, financiada con recursos públicos: ¿qué hace ahí el vocero de la candidata del Movimiento de Regeneración Nacional a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México? ¿Por qué está contratada la esposa del Jefe de Gobierno de la CDMX? ¿No es nepotismo y una falta a la equidad electoral?

Estamos presenciando el deterioro de una institución, el Canal Once y nuestra oposición no dice algo o, lo peor, solamente se burlan de las dotes dancísticas de una ex fiscal de la Ciudad de México. La institución ha sido abordada y ya no es de los politécnicos.