Cae dealer de la Condesa, ¿cuántos más como él?

Hace días, el diario estadounidense Wall Street Journal hizo público el temor de que criminales organizados operen definitivamente en el Distrito Federal.

Es decir, que contrario a las versiones de Miguel Mancera, de su Procurador y de su secretario de Seguridad Pública, en la capital del país sí operarían células de carteles criminales.

El asunto cobra relevancia cuando se conoce la detención de Gary Pavel López, uno de los principales distribuidores de droga en la Colonia Condesa.

Y es que –de acuerdo con información oficial–, Gary Pavel López habría comenzado su carrera criminal con la venta de drogas a estudiantes de preparatoria.

De hecho, en 2008, el mismo Gary Pavel López terminó en prisión, luego que lo sorprendieron traficando estupefacientes afuera del CCH Azcapotzalco.

Entre 2008 y el martes pasado –fecha en que lo detuvieron–, Gary Pavel López abandonó la prisión, regresó al tráfico de drogas y se convirtió en uno de los distribuidores de sustancias ilegales más influyentes del cotizado barrio Condesa.

¿Cómo entendemos esta situación?

¿Qué significa que un delincuente pasó de vender droga afuera de una escuela, a la prisión, a la distribución masiva de narcóticos en no más de siete años?

Evidentemente, la ascenso en la cadena criminal de Gary Pável López no se entendería sin la existencia de una sólida cadena criminal en la Ciudad de México.

Es decir, que un criminal –como Gary Pavel López–, no habría pasado de vender estupefacientes en escuelas a ser uno de los mayores distribuidores de droga en la capital del país si no existirá una estructura con cimentos firmes, estrategias definidas y métodos de operación bien establecidos.

Por eso –y a la luz de las revelaciones del Wall Street Journal–, sólo queda preguntar, ¿cuántos delincuentes como Gary Pavel López operan en la capital del país?

¿Cuántos carteristas terminan convertidos en capos de la droga?

¿Cuántos asaltantes de poca monta se “gradúan” de la escuela del crimen y terminan siendo líderes de sus propias bandas de criminales?

Frente a esta información, ¿el jefe de gobierno sigue convencido de que en el Distrito Federal no operan los criminales organizados?