Buscamos droga en la Condesa y la encontramos

 

En los bares y antros de la Condesa se puede conseguir cualquier tipo de droga. Por increíble que parezca, aunque las autoridades capitalinas han ido y no han encontrado nada, hace unas semanas dos reporteros de Letra Roja fueron a buscar droga y la encontraron.

Tachas, cocaína, LSD, mariguana, incluso opio pueden conseguirse en los espacios de diversión nocturna de la colonia. Letra Roja visitó dos lugares con la finalidad de conseguir sustancias ilícitas.

Viaje al centro de la Condesa

La noche comenzó con la visita al Pata Negra. La idea era “ambientar” el cuerpo tomando un par de cervezas para después ir a algún antro de la zona.

Después de tomar la primer bebida y pensar a quién preguntarle dónde conseguir algún tipo de droga, la persona estaba seleccionada. Un chico de aproximadamente 27 años sería el conducto.

Su actitud relajada, los piercings que ostentaba en la nariz y en la ceja, así como su vestimenta urbana indicaban que no se ofendería si le preguntábamos si sabía dónde podíamos “conectar mota”.

-Yo no traigo, pero está por llegar un amigo que podría tener e invitarles un poco.

Efectivamente, al cabo de un rato llegó el dealer. Comprar mariguana era la primera opción, pero el plan cambió cuando nos ofreció hachís y opio. Los precios iban de los 100 a los 250 pesos.

 

Después de regatear el precio y compartir una cerveza con el dealer gastamos 230 pesos por un gramo de opio.

– Nada más no se lo vayan a fumar todo en un sólo día. Es de la mejor calidad y está potente. Si fuman de más pueden destruirse. Primero prueben.

El dealer nos ofreció ir por un “tren” al Parque España para probar su “material”, pero el tiempo y la condición de los infiltrados impidió realizar la misión.

De acuerdo con el Informe Mundial sobre Drogas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el opio que se cultivó en 2105 en México asciende a 475 toneladas, en contraste con las 21 toneladas registradas en el año 2000.

Guerrero es la primera entidad productora del opio en el país, se estima que pasó de 26 toneladas en 2013 a 42 en 2014.

El cultivo de opio ha crecido considerablemente en el país, por lo que no es extraño que éste se comercialice con la misma facilidad que la mariguana.

Al dejar el local de Tamaulipas 30 nos dirigimos a Nuevo León 163. El antro Leonor quizá podía ofrecer alguna sustancia prohibida. La decoración del lugar combinaba con la adrenalina que brotaba de algunos de sus clientes. El espectáculo de luces era alucinante para cualquiera, pero una ayudadita no estaría de más.

Después de esperar veinte minutos para entrar el objetivo era claro: pedir una bebida y preguntar al personal del antro si sabían dónde o con quién conseguir “dulces”.

El primer barista que escuchó la pregunta dijo que era mejor llevar mercancía propia. “Si puedes venir con algo ya encima todavía mejor”, recomendó.

¿Algo encima? Quizá por eso había gente en el Oxxo comprando Red Bull. Quizá esa era razón por la que unas chicas tomaban misteriosamente una cerveza detrás de un auto, mientras una de ellas sacaba un paquetito de entre su maquillaje y repartía cápsulas a sus amigas. Quizá por eso durante el tiempo que esperamos para entrar al Leonor un grupo de chavos se preguntaban unos a otros si ya estaban “puestos”.

Tratamos de repetir la operación que seguimos en el lugar anterior: buscar a alguien que tenga la pinta de llevar consigo drogas. Las personas que identificamos en las afueras del antro se nos perdieron al interior. La música a todo volumen, los extravagantes bailes espalda contra espalda y la media luz nos impidieron poder seleccionar un posible candidato.

Tuvimos que regresar al plan A. El segundo barista también negó saber dónde encontrar lo que buscábamos.

La multitud nos hizo quedarnos cerca de la barra. Diez minutos y nos vamos, pensamos. De pronto alguien se nos acercó y ofreció lo que nos había obligado a ir a ese lugar.

– Tengo “nenas” y LSD.

– ¿No traes coca?

– No, hoy no.

– ¿Qué color quieren? ¿Negro o amarillo? Las dos están bien ricas -por su risa y energía supimos que decía la verdad-. Cualquiera los va a elevar. Es como si estuvieran cogiendo bien cabrón.

En el baño intercambiamos 360 pesos por una “nena” y un “ácido”. Nos dijo que cada uno costaba 200 pesos, pero nos hacía una rebaja esperando hacerse de nuevos clientes.

 

Guardamos el LSD entre la carcaza de un celular para evitar accidentes. Según el dealer es el mejor lugar para conservarlo, pues el cuadrito de papel donde se impregna la sustancia es sumamente delicado.

La dietilamida del ácido lisérgico (LSD) es una droga psicodélica o alucinógena. Los efectos de esta droga pueden durar hasta 12 o más horas. Su experiencia es conocida como “viaje”. El escritor Aldous Huxley describió su experiencia con esta droga en el libro Las puertas de la percepción. Algunas personas dicen que entran en un estado de misticismo, para otras la experiencia es aterradora.

De acuerdo con la Encuesta Mundial de Uso de Drogas (GDS, por sus siglas en inglés) de 2014, México es el segundo lugar en “malviajes” de LSD. La angustia y la paranoia son los principales síntomas de las personas que sufren “malviajes”.

Por otro lado, está lo que el dealer llamó “nena”, la cual es también conocida como “tacha”, “éxtasis” y “MDMA”. Ésta droga sintética es producida principalmente en Michoacán.

Según datos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Policía Federal (PF) y la Procuraduría General de la República (PGR), en Michoacán se desmantelaron 460 narcolaboratorios en esta década. En el Distrito Federal se encontraron 2 en 2012.

El gobierno mexicano mantiene una intensa lucha contra el narcotráfico, sin embargo la droga sigue inmiscuyéndose en todos los lugares del país. Colonias como la Condesa no están exentas de las sustancias ilegales, al contrario son un mercado potencial.


Con información de Letra Roja